Fernando de Haro: "Torra no va a convocar elecciones porque a Puigdemont no le interesa"
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Deuda buena y deuda mala. Deuda vamos a tener, mucha deuda. De hecho, ya la tenemos. Desde que llegó al Gobierno Sánchez, la deuda se ha incrementado en 2.829 euros por cada español.
La deuda pública es un impuestos para las nuevas generaciones. Para tus hijos y para los míos. Pero en este momento no queda otro remedio. El remedio es que esa deuda sirva para facilitar la creación de empleo, para que haya más oportunidades.
El Gobierno ha llegado a un acuerdo con los autónomos, habrá prorroga para el cese de actividad hasta el 31 de enero. Eso es más deuda. ¿Es deuda buena o mala? Si sirve para que las empresas de los autónomos sigan con el negocio es deuda buena. Si solo aplaza el cierre del negocio es mala. Lo mismo pasa con los ERTE, empresarios y Gobierno, que negocian esta tarde a contrarreloj la prórroga de los ERTE. Tienen que llegar a un acuerdo en las próximas horas para que el Gobierno apruebe a tiempo la prorroga más allá del mes de septiembre.
Ahora mismo hay 750.000 trabajadores acogidos a un ERTE. El Gobierno está dispuesto a prorrogar los ERTE en el turismo, los empresarios piden ampliarlos a hostelería y turismo. Los ERTE tienen sentido si son respiradores para las empresas. Si la empresa no tiene futuro es mejor usar el dinero en reciclar, formar a sus empleados. Esto es otro de los retos del COVID.
INHABILITACIÓN DE TORRA
El que ya no tiene reciclado posible es Torra. El Supremo ha ratificado su condena de inhabilitación. Torra sigue, de momento, con su agenda. La sentencia no se aplica hasta que no la ejecuta el TSJC. La sentencia, aprobada por unanimidad, no deja mucho lugar a las interpretaciones. Los jueces señalan que desobedeció de forma "contumaz y obstinada" a la Junta Electoral Central.
Torra, en su defensa, argumentó que no desobedecía sino que puso en la Generalitat la pancarta en favor de los presos ejerciendo su libertad de expresión en período electoral. El Supremo deja claro que no lo condena por la pancarta, sino por haber desobedecido a la Junta Electoral Central.
El independentismo juega siempre a que imponer su interpretación ideológica y aquí se ha encontrado con que los jueces describen los hechos, por otro lado evidentes. El independentismo, por unas horas, se está mostrando aparentemente unido en la condena de la sentencia. Pero es pura apariencia. Torra no va a convocar elecciones, como era normal, en estas circunstancias porque ahora a Puigdemont no le interesa.
Puigdemont hace unas semanas quería convocar elecciones cuanto antes, pero ahora ha hecho sus cálculos, las encuestas le dan a ERC una ventaja de siete puntos y 11 escaños sobre JXCAT. Y Puigdemont quiere espera, quiere agotar los plazos, que Aragonés sea vicepresidente dos meses sin poder hacer nada. Las reacciones de aparente unidad del independentismo han sido previsibles. La reacción interesante es la de Jaume Asens, el presidente del grupo parlamentario de Podemos, que como hemos explicado otras veces, es el que corta el bacalao en los pactos con Esquerra.
La sentencia es una sentencia de unos jueces secuestrados por la derecha, Asens es el que dijo la semana pasada que el Rey no tenía que ir más a Cataluña. La doctrina Asens, la doctrina Podemos contra el Rey y contra el Poder Judicial, es la que domina en el Gobierno de Sánchez. Hoy el ministro de Justicia ha reconocido que no dejaron ir al Rey en Barcelona porque había, ha dicho, que velar por la convivencia en Cataluña.
Vamos a decirlo otra vez, el ministro de Justicia defiende que el Rey es un problema de convivencia. ¿Cómo se llama a un Gobierno que va contra los jueces y contra el Jefe del Estado?