De Haro: "¿Por qué es mala idea poner un precio máximo a los alimentos y es una buena idea ponérselo al gas?"

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Esta mañana he leído un artículo de Sergio del Molino que me ha llamado la atención. Sergio del Molino es el periodista y escritor que hace unos años publico el libro 'La España Vaciada' y que levantó la liebre sobre este asunto del que tanto hablamos ahora. En el artículo que he leído esta mañana, Sergio del Molino habla del fracaso y de la convivencia con el otro, con el que piensa diferente y con el que siente diferente. Reconozco que los discursos moralistas y de autoayuda sobre el valor del fracaso cada vez me cansan más.

De un fracaso se aprende o no se aprende, depende. Nada es automático. De los fracasos y de los errores no se puede aprender a base de fuerza de voluntad. De los fracasos y de los errores se aprende si tienes una hipótesis, si tienes un camino, si te entregas a tus proyectos y tus propósitos con la sana ironía de saber que son importantes, muy importantes, pero no te va la vida en ellos. Los proyectos son importantes, pero me parece más importante no perder la vida viviendo. A lo del valor de los otros le pasa algo parecido.

La moralina sobre el valor del diferente me produce hastío y cansancio. Dice Sergio del Molino que las cosas serían más fáciles si todo el mundo fuera como somos nosotros. A mí no me pasa eso. No creo que si todos fuéramos iguales, las cosas serían más fáciles. A mí no interesan los otros por razones morales, a mí me interesan los otros porque tengo un gran interés en mí mismo, un grandísimo interés en saber quién soy y para eso necesito a los otros.

Este verano hemos comido menos carne, menos pescado y menos hortalizas. Es lo que dicen las estadísticas. Y eso ha sucedido porque casi todo lo que compramos en el supermercado ha subido en el último año un 10 por ciento. A la vicepresidenta Yolanda Díaz, que sigue haciendo campaña electoral en el Gobierno, se le ha ocurrido convocar el próximo lunes una reunión con los empresarios de los supermercados para negociar con ellos ponerle un precio máximo a algunos alimentos.

No es una iniciativa del Gobierno porque a la reunión no está convocado el ministro de Agricultura, Planas, que el que manda en esto. Aparentemente, parece una buena idea la de Yolanda Díaz, si suben los precios, se lo pone un tope. Es lo que se conoce como una intervención en el mercado. Las intervenciones en el mercado, como la que ya existe en el mercado de electricidad, tienen que ser raras, puntuales y muy medidas. Si intervienen los precios, las empresas pueden tener muchas dificultades, incluso quebrar. Si intervienen los precios, seguimos comprando del mismo modo que antes y los precios no bajan nunca.

De intervención de precios ha hablado hoy la presidenta de la Comisión Europea, Von der Leyen. Von der Layen ha presentado la propuesta de Bruselas para reducir la crisis energética. Entre esas medidas está la posibilidad de limitar el consumo, reducir los beneficios de algunas empresas y ponerle un tope al precio del gas ruso.

¿Por qué es una mala idea poner un precio máximo a los alimentos y es una buena idea ponerle un precio máximo al precio del gas que se paga a Putin? Porque Putin se está aprovechando dela situación para subir el gas artificialmente y financiar la invasión de Ucrania. La prueba de que ponerle un límite al precio del gas es el enfado que se ha cogido Putin, que ha dicho que si le pone límite corta el grifo.

Esta le ha dolido a Putin.