De Haro: "La reunión de Sánchez y Casado es importante por el nivel de polarización de la política española"

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Ya hemos marcado el día en la agenda. Será el próximo lunes. A mediodía. La foto es fácil adivinirla. Ni Pedro ni Pablo van a sonreir. Vestirán los dos, seguramente, de azul, el azul de Pedro más claro, el de Pablo un poco más oscuro, azul seguramente marino. Pedro no bajará las escaleras de Moncloa para no parecer demasiado obsequioso y ninguno de los dos sonreirá en ningún momento. El próximo lunes se van a reunir Sánchez y Casado y esto que debería ser una noticia poco relevante es una noticia importante dado el nivel de polarización al que ha llegado la vida política española.

Mucho antes de que Sánchez consiguiera la investidura estuvo claro que el actual presidente del Gobierno no quería apoyarse de ningún modo en el PP, aunque le obligara a corregir lo prometido en campaña, y le obligara a llegar a acuerdos con ERC e incluso con Bildu. Recordemos que la misma noche electoral llamó a Pablo Iglesias para cerrar un acuerdo de Gobierno y que a las pocas horas presentaron aquellos dos papeles con los que sellaron su alianza. Sánchez se fundió en un abrazo con Iglesias, con el que en principio comparte menos que con Casado. Pedro Sánchez no quiso saber nada de un acuerdo con constitucionalistas tras las elecciones de noviembre.

En la investidura navideña, desde las primeras palabras del primer discurso quedó claro que Sánchez iba a recurir a la manida fórmula de echarle la culpa al PP de la destrucción de Sodoma y Gomorra, del diluvio universal y de la pertinza sequía. Sánchez desde entonces ha acusado al PP insistentemente, para justificar lo que llama la desjudicialización y el pacto de Esquerra, de lo que le ha pasado a Cataluña. No son los independentistas lo que tienen la culpa, que ahora son sus socios, sino Rajoy. Sánchez está corrigiendo con el diálogo con los independentistas la herencia envenada que le dejó Rajoy.

En el debate de investidura no faltaron descalificaciones personales al líder de la oposición.

Iglesias, el viceptresidente primero, no se ha quedado atrás, los problemas de la justicia española según Iglesias son que el PP puso a jueces fachas en puestos de responsabilidad y que Rajoy provocó la pobreza

El Gobierno de coalición está comodísimo haciendo oposición de la oposición mnientras el PP de Casado no acaba de encontrar su sitio entre el Gobierno que pacta con los independentistas y Vox que tiene todas las de ganar haciendo tremendismo y ganándose a los indignados. Antes de las elecciones de noviembre, Casado, escaldado por el retroceso de las elecciones en abril le dio un tono más moderado a su oposición. Tendía una y otra vez la mano para llegar a pactos de Estado. Ahora eso se ha acabado.

Exige que se cambie el modo de elegir a los vocales del CGPJ para llegar a un acuerdo en su renovación, cuando el PP no hizo nada por despolitizar la justicia. En asuntos como el de Torra ha pasado de cero a cien en menos de un segundo dando por seguro que el presidente de la Generalitat ha dejado de serlo por haber sido cesado como diputado. En asuntos como los del pin parental ha acabado jugando en un campo que había pintado VOX y ya se sabe que cuando se juega en el campo del contrario no se gana nunca. En el asunto de la eutanasia ha tenido una pobreza argumental escalofriante. Y en los debates parlamentarios, como vimos ayer en el caso de Ábalos, sus portavoces llegan demasiado rápido a la descalificación personal. Lamentablemente,de la reunión de este lunes hay poco que esperar.