De Haro: "Sánchez ha perpetrado el comienzo de una revolución, pero en sentido contrario al que defendía"

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Los economistas siempre hablan de las expectativas. Si las expectativas son buenas, mejora la economía. La primera vez que escuche esta explicación pensé que la economía era diferente al resto de la vida. Por muchas expectativas que yo tenga de ser el periodista más listo y más guapo del mundo, no mejoro.

Pero la economía sí. Se cree que va a mejorar antes. Mejora antes porque gastas e inviertes. Si otros países piensan que España va bien, irá mejor. A esto es a lo que Sánchez tendría que estar dedicando sus energías noche y día, a decir que España es un país con gente guapa y lista. Porque el FMI acaba de hacer públicas sus previsiones: esas previsiones mejoran para la mayoría de los países desarrollados, pero no mejoran para España.

En 2014, cuando Sánchez era el joven secretario general del PSOE, se fue a 'La Sexta', donde apareció tomándose unas cervezas con unos ciudadanos que le hacían sus preguntas. Prometió, como casi todos los políticos españoles, cambiar el sistema de elección de los vocales del CGPJ. Nada de que fueran elegidos por la mayoría del Congreso.

Lo mismo hizo en 2016, cuando se presentó a la investidura con el apoyo de Ciudadanos, defendía entonces una revolución para que los jueces fueran elegidos por razones de "la independencia, la profesionalidad y la imparcialidad".

Hoy Sánchez ha perpetrado el comienzo de una revolución, pero en sentido totalmente contrario al que defendía hasta hace poco. La obsesión que tienen los partidos políticos españoles por controlar al CGPJ y por controlar los nombramientos del CGPJ en realidad no tiene una razón ideológica sino puramente partidaria, partidista.

En Estados Unidos el sesgo ideológico de los jueces del Supremo decide muchas cosa,s porque el Supremo de Estados Unidos actúa casi como un legislador. Aquí el juez es boca de la ley, se limita a hacer justicia según dicen las leyes que vienen aprobadas en el Congreso.

La voluntad de control es, por si acaso, la Sala Segunda del Supremo, la Sala Penal, tiene que ver un caso que afecte al partido gobernante. Hoy los socialistas, con sus socios de Podemos, han presentado una proposición de ley para que los vocales del CGPJ sean nombrados como hasta ahora con 3/5, o sea con el 60 por ciento de cámara sino con mayoría absoluta. Ya no será necesario el acuerdo, al menos el acuerdo limitaba la voracidad de los partidos con los jueces.

Pero si prospera lo que proponen los socios de Gobierno, gana el principio de que quien consigue formar una mayoría suficiente para tener Gobierno, tiene todo el poder. Hasta ahora Sánchez iba a llegar acuerdos con el PP, ahora tendrá que repartir sillones del CJPG con ERC, quizás con Bildu, por supuesto con Podemos. Lastra y Echenique, los dos portavoces, han presentado la operación como una forma de proteger a la justicia.

Tiene gracia que Echeique diga que la reforma es para proteger al Poder Judicial cuando a renglón seguido dice que le falta legitimidad.