De Haro: "No se trata de defender banderas ideológicas, sino de dar el mejor servicio a los ciudadanos"

- 3 MIN

A María y Álex les visitó la desgracia el pasado jueves. La historia la conoces, era la hora de la salida en un colegio Madrid. Su hija de 5 años estaba en la puerta del centro. Una madre que había ido a recoger a sus hijos en coche se equivocó y en lugar de meter una marcha metió otra y atropelló a la niña que murió. Ahora, María y Álex han escrito una carta para dar las gracias por las muchas muestras de cariño que han recibido tras el fallecimiento de su hija. Pero la carta habla también de la madre que atropelló a su hija.

María y Álex aseguran en la misiva que a la madre que atropelló a su hija le ha tocado la peor parte en el accidente y piden oraciones por ella. Ya en la misma tarde del atropello, la madre que se había quedado huérfana de su hija, abrazó a la madre que causó el accidente. María y Álex tienen todas las razones del mundo para estar enfadados, muy enfadados, han perdido a su hija, tienen razones para echarle la culpa a la madre que atropelló a su hija, para echarle la culpa a las leyes que son insuficientes. Pero de forma misteriosa, no hay otra palabra, se compadecen de la madre que por equivocación les ha causado tanto daño. En la radio no podemos quedarnos sin palabras, pero está es una historia que nos deja sin palabras y con una pregunta insistente: ¿de dónde sale una humanidad como la de estos padres?

La ministra de Sanidad, Carolina Darias, aunque hoy es fiesta en Madrid, ha querido defender esta mañana en un acto del PSOE el anteproyecto de ley de acceso a la Sanidad aprobado ayer por el Gobierno. Como acabamos de escuchar, Darias, en respuesta a Podemos, asegura que su partido, el PSOE, es el partido de la sanidad pública. En España, Aznar aprobó un ley que permitía que los hospitales de la sanidad pública fueron gestionados por empresas privadas o entidades no lucrativas.

La fórmula de ofrecer servicios públicos a través de gestión privada no es una rareza. Se utiliza en otros países, Reino Unido, Suecia, Italia u Holanda se utiliza en la educación, se utiliza en la atención a la dependencia. Algunas comunidades autónomas han desarrollado este modelo, cuando gobernaban todavía los socialistas utilizaron este modelo para prestar algunos servicios sanitarios.

En Alzira se desarrolló por primera vez la fórmula. Pero ahora el gobierno del socialista Ximo Puig, apoyado por Podemos, está dando marcha atrás. El Hospital de Alcira ya es gestionado directamente por la Administración y hace unos días la Generalitat Valenciana tomó también el control del Hospital de Torrevieja. La nueva ley que quiere sacar adelante el Gobierno de Sánchez no supone que se elimine totalmente el sistema de gestión privada, pero si se establece como prioritario el sistema de gestión pública de los hospitales públicos. El Gobierno de Sánchez deja una rendija abierta a la gestión privada porque sabe que en algunas ocasiones la gestión pública no llega y las listas de espera se alargan. Eso es lo que ha enfadado a Podemos. Hace unas horas el diputado Pablo Fernández sacaba a pasear el fantasma de la privatización.

La gestión privada de un servicio público no es privatización. Con los debidos controles y garantías es una forma de dar un servicio público. Pero para Podemos y para el PSOE es una cuestión ideológica. Hace diez años una consultora hizo un estudio en el que evaluaba los resultados de la gestión privada de los hospitales públicos. Y el resultado fue que la gestión privada de los hospitales públicos era un 27% más barata que la gestión pública y no afectaba a la calidad asistencial. Habría que repetir el estudio. No se trata de defender banderas ideológicas, sino de dar el mejor servicio a los ciudadanos.