Fernando de Haro: "El debate tuvo una gran audiencia para lo difícil que fue seguirlo en algunos momentos"

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'Ragnar el loco', un influencer de Lieja, murió. Murió y su cuerpo fue introducido en su ataúd y se puso una fecha para el entierro. Cuando se le iba a dar tierra al ataúd, 'Ragnar el loco' apareció en su propio entierro. La mascarada ha levantado mucha polvareda en su tierra. Ya se sabe que los influencers son influencers. A mí lo de Ragnar no me parece tanta locura, en el fondo es el deseo que todos acariciamos: contemplar desde la inmortalidad el entierro de esos restos mortales que serán un cuerpo sin vida.

Sobre el cara a cara entre Sánchez y Feijóo

A esta hora la pregunta no es quién ganó el debate, eso está claro, sino cuánto voto puede mover. Esta mañana Feijóo ya ha estado pidiendo apoyo para una victoria que no le haga necesitar de Vox.

¿Ha movido o no ha movido voto? Eso todavía no lo sabemos. ¿Qué sabemos? Más de 5,9 millones de espectadores de media y 11,3 millones de espectadores únicos en televisión estuvieron pendientes del cara a cara, con una audiencia del 46,5%, la emisión no deportiva más vista del año. Sin embargo, es el debate menos visto de la historia en España. Pero es un buen dato por dos razones: la audiencia de la televisión se ha desplomado en los últimos años y julio es el mes de vacaciones para millones de españoles. Esta alta audiencia relativa es la única pista del efecto de debate, hay que esperar a los tracking de mañana.

El debate tuvo una gran audiencia para lo difícil que fue seguirlo en algunos momentos. Se hacía difícil seguir las argumentaciones de los dos candidatos por las interrupciones, las acusaciones de estar mintiendo y la falta de conexión con sus preocupaciones cotidianas.

Sánchez interrumpió el doble que Feijóo en un debate con 46 cortes entre los candidatos. Cada vez que Sánchez se veía acorralado, sacaba el comodín de los pactos con Vox. Sánchez nombró 35 veces a Vox y Feijóo ocho a Bildu. Sánchez, poco dispuesto a proponer, rebatir de forma serena y escuchar, embarró el terreno. En el primer bloque, el económico, los espectadores se perdían en una sopa de cifras, que no entendían, mientras veían a un presidente del Gobierno nervioso, gesticulante y nada propositivo. Así estuvo toda la noche.

El debate se aclaró cuando Feijóo empezó a poner sobre la mesa los hechos de la última legislatura: acuerdos con Bildu y ERC; indultos; reforma del Código Penal para favorecer al independentismo; efectos de la Ley del Sí es Sí...

¿Cuánto voto ha movido el debate? No sabemos, hay que esperar a los tracking, y al gran tracking del 23 de julio.

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