Fernando De Haro reflexiona sobre el cara a cara que protagonizan este lunes Pedro Sánchez y Núñez Feijóo

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Montoro, que como todo el mundo sabe, es un pueblo cordobés, que hasta no hace mucho tenía el récord de calor en España: 47 grados y medio. A una persona que haya nacido o que haya vivido en Córdoba no le asustan los termómetros por encima de 40 grados, es habitual. Y no es extraordinario acercarse a los 45. Pero quien haya vivido en Córdoba sabe que lo que cuenta no es la temperatura durante el día sino si baja o no baja el termómetro durante la noche.

Por encima de los 24 grados se duerme malamente. Estamos en plena ola de calor con 30 provincias en alerta roja. Las olas de calor se han hecho cada vez más frecuente. El problema de las olas de calor, el problema más serio, es que muere más gente: enfermos con ciertas patologías, personas mayores. Lo llamativo es que la mortalidad por las olas de calor no se eleva al mismo ritmo que las temperaturas, eso quiere decir que nos acostumbramos. También a esto nos acostumbramos. También en esto las leyes fijas como las de las matemáticas o las de la física no sirven para explicarlo.

En la campaña electoral estadounidense de 2004 hubo un primer debate decisivo entre el aspirante demócrata John Kerry y el presidente de entonces Bush. Ya había empezado la guerra de Iraq. Kerry lanzó decenas de cifras para ganar el debate, pero a Bush le sobraron un par de frases.

Estamos en guerra, y en guerra no se cambia el comandante en jefe. Lo recuerda hoy en el Mundo, Javier Redondo. Los debates no son solo la ocasión de que los candidatos aporten información, también sirven para mostrar su talante, su carácter, sus reacciones emotivas. Todo ello es relevante para el votante que no solo toma decisiones basándose en programas abstractos, también lo hace en función de la persona que los va a desarrollar.

Feijóo en teoría es el aspirante pero esta noche el papel del que lleva ventaja tiene una virtud. Y es que según la media de las encuestas, ha conseguido ya 700.000 votantes socialistas: su objetivo no es conseguir votantes de Vox sino seguir robándole votos al PSOE. Seguro que aparece Bildu.

Sánchez, que es el aspirante, también buscará los votantes que busca Feijóo: buscará votantes que se han pasado al PP y votantes que no estén movilizados. Y aquí saldrá, como no, Vox.

Cuando acabe el debate, otra batalla: la batalla por el relato. Periodistas de izquierda y de derecha. Nos dicen qué pensar, que hacer, qué sentir. ¿No estás harto?

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