"No hacía falta ser muy listo para saber que la autodeterminación de género sería un coladero para el fraude"

Pilar Cisneros analiza en La Tarde el caso de un agresor condenado que se libra de entrar en la cárcel tras cambiarse de sexo

Pilar Cisneros

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Un día plagado de noticias inquietantes

Me inquieta lo que podíamos llamar la paradoja climática. Mientras el agua del Mediterráneo se calienta cada vez más resulta que el Océano Atlántico se enfría de manera inexplicable y a gran velocidad.

Recuerda que el Mediterraneo ha batido hace poco un nuevo record de temperatura máxima. El 13 de agosto la boya de Dragonera en el mar de Baleares marcó 31,87 y ya sabemos lo que vino después esa DANA que nos dejó imágenes impactantes de veleros varados en Formentera y graves inundaciones en Menorca.

Mientras esto pasa en el Mediterráneo, el Océano Atlántico se enfría de manera alarmante y los científicos buscan la explicación de un fenómeno que podría influir en el clima mundial. Tratamos el tema hoy con Jorge Alcalde, nuestro divulgador científico para explicar lo que está pasando.

Inquietud y sobre todo preocupación profunda es la que nos causa las consecuencias de la controvertida Ley Trans que salió adelante sin querer escuchar a los técnicos y hasta desoyó un informe muy crítico del Consejo de Estado. Fue casi un empeño personal de la entonces Ministra de Igualdad Irene Montero y las consecuencias negativas no se han hecho esperar. Consecuencias que ahora vemos cada día y que van claramente en contra de los derechos de las mujeres.

El problema fundamental está en la la autodeterminación de género. La posibilidad de cambiar de sexo solo con el único requisito de acudir al registro y decir “me siento mujer”. No hacía falta ser muy listo para saber que eso sería un coladero para el fraude y los aprovechados.

Esto trae consigo situaciones esperpénticas y muy peligrosas.

Cada vez tenemos que contar mas casos de hombres denunciados por violencia machista que se autodefinen como mujer para escaquearse de los juzgados de violencia de género con la consecuente desproteccion de la víctima.

El último caso que hemos conocido es el de un agresor condenado a quince meses de prisión en Sevilla que se libra, de momento, de entrar en la cárcel tras cambiarse de sexo.

Se trata de un hombre, ahora mujer, que durante una década maltrató a su expareja e incumplió órdenes de alejamiento. En el 2019 se le condena y se desestiman varios recursos que se van presentando. Tras el último recurso y una vez en vigor la ley trans decide autodefinirse como hombre y la entrada en prisión se paraliza y lo peor, sigue acosando a su ex pareja.

Defender los derechos del colectivo trans no está reñido con pensar que esta ley es un despropósito y que socava los derechos de la mujer que tantísimo esfuerzo nos ha costado conseguir.

Y a las pruebas me remito.