"Basta con dar dos pasos en Alfafar para ver que aún falta mucho. Falta reconstruir negocios, limpiar este polvo que cubre cada centímetro de la calle"

Hoy te hablo desde Alfafar, en Valencia, desde la tienda y estudio de fotografía de Quique. Se llama 'Quique Amargós Fotografía' y está en la Avenida de la Albufera, 44 de este pequeño municipio, al sur de la ciudad de Valencia.

El 29 de octubre, cuando el reloj marcaba la 19:30, Quique cerró el ordenador, apagó los focos, sus cámaras, cerró su local y, como cualquier otro día, se subió en el coche.

De camino a casa, le pilló la DANA. Lo que vino después te lo puedes imaginar. Porque no solo perdió la planta baja de su casa reformada hace 2 meses, perdió también su medio de su vida: su estudio de fotografía.

Un estudio que ha conseguido reabrir hace dos semanas.

¿Y sabes lo primero que hizo Quique? Poner la decoración de Navidad. Me cuenta que la gente paseaba triste por la calle y esta decoración pensó que podía aportar alegría e ilusión que tanto se necesita. En Alfafar no hay luces de Navidad en las calles, pero si te acercas a la tienda de Quique puedes sentir un poquito de ese espíritu que él quiere trasladar, de esa esperanza también.

Ahora mismo lo que más está haciendo son fotos de carné. Las hace en su estudio o en las casas de los vecinos que se lo piden, porque mucha gente no tiene coche y no se puede desplazar.

Y sobre todo ahora hace fotos de carné para que los afectados puedan pedir las ayudas, para tramitar papeles que se perdieron en el barro, en el lodo.

El local de Quique, desde donde estamos emitiendo esta tarde, ahora mismo se encuentra en buen estado porque ya lo limpiaron hace semanas, lo han pintado y han cambiado el suelo. Aquí el agua llegó hasta el metro veinte de altura y dejó inutilizado absolutamente todo. Desde las cámaras de fotos, los ordenadores, los focos, el datáfono, los muebles…

Este estudio, como te digo, ya está bastante adecentado, pero basta con dar dos pasos en Alfafar para ver que aún falta mucho. Falta reconstruir negocios, falta limpiar este polvo anaranjado que cubre cada centímetro de la calle, falta vaciar los solares reconvertidos en centros de desguace donde se acumulan cientos de coches, falta y falta tanto.

Mencionaba antes la palabra “ayudas”. Quique me dice que al igual que sus amigos y compañeros que tienen un negocio, solo han recibido una: los 8.000 euros de Mercadona para los autónomos afectados por la DANA.

Del resto, de las ayudas de las administraciones, quién sabe cuándo llegarán.

Han pasado 51 días desde la catástrofe. Y esta semana, por fin, el instituto de Alfafar ha retomado sus clases de forma presencial. El hijo de Susana, Mario, con la que luego hablaremos, va a cuarto de la ESO. Ya no es solo que esté totalmente desconcentrado. Tiene 15 años y lo que ha vivido aún no lo ha superado. Lo compara con la pandemia y le dice a su madre que prefiere cuatro pandemias a los que está pasando ahora.

En casa de Mario y de sus padres, Susana y Vicente, los recuerdos que han perdido siguen doliendo. Fotos, recuerdos de sus vidas estaban en el trastero, que quedó destrozado. También perdieron los dos coches. Y claro, claro que han pedido las ayudas, pero tampoco han recibido nada. Ellos han podido comprar un coche nuevo, pero ¿y los que no pueden?

Somos la economía que más crece de toda Europa. No lo digo yo, lo dice el Banco de España en el informe que ha presentado esta semana. La previsión para este año es que nuestro Producto Interior Bruto crezca un 3,1 por ciento.

¿Cómo explicamos entonces que todo vaya tan lento? ¿Cómo es posible que tantos afectados no hayan recibido todavía las ayudas y que en esta parte de España sigan sin poder volver a algo similar a la normalidad después de 51 días después?

Nos pidieron que no les olvidemos y aquí estamos de nuevo en Valencia. El equipo de La Tarde, desde Alfafar, mis compañeros Jorge Bustos y Pilar Cisneros han estado junto a los vecinos de Benetúser y mañana, Herrera en COPE, desde Catarroja y Paiporta.

Y no, no me olvido de las 231 que perdieron la vida aquel maldito 29 de octubre, 223 en Valencia, 7 en Castilla- la Mancha y una en Andalucía.

Ni tampoco de las familias de Francisco, José Javier y Elisabeth, que siguen desaparecidos, y a los que siguen buscando. Tres familias que aún están pendientes de una llamada.