"En el 'caso Ábalos' el sumidero está rebosando sin control y tampoco se sabe a quién puede acabar salpicando"

La directora de 'La Tarde' analiza las declaraciones de Ábalos ante el Supremo y explica cuáles pueden ser las consecuencias 

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Hoy sumamos una declaración judicial más en el abanico de casos abiertos que afectan al PSOE. Hoy ha sido el turno del caso Koldo. Le ha tocado declarar al que fuera hombre fuerte del Partido y exministro de transportes, José Luis Ábalos. 

Ha llegado al Supremo sin decir nada, pero ha salido diciendo que “no se ha dejado nada en el tintero”. En el suyo claro, porque Ábalos ha acudido con la intención de defenderse y desmontar el aluvión de acusaciones en su contra que han presentado la Guardia Civil y el conseguidor de la trama, Víctor de Aldama.

Ábalos ha seguido el guión previsto: “A mí que me registren”. Se ha centrado en atacar al conseguidor y a culpar de todo a Koldo García, su mano derecha, su chico para todo durante años y años en el PSOE o el ministerio.

Ábalos tiene muy difícil quitarse las manchas que Aldama le ha tirado encima, como la firma de un contrato inmobiliario para un piso de lujo de dos millones de euros. También lo tiene difícil para despejar el aroma a corrupción que la UCO de la Guardia Civil ha percibiendo durante la investigación.

Un aroma que puede hacerse más intenso si le requisan el teléfono cuando fructifique el suplicatorio del Supremo al Congreso allá por el mes de febrero. Ábalos ha ido a declarar voluntariamente porque sigue aforado.

Te recuerdo que a pesar de salir del Gobierno abruptamente, el PSOE decidió incluirle en las listas electorales para garantizarle un escaño en las elecciones y por eso, ahora es diputado.

      
             
      

Luego le echaron del grupo socialista cuando estalló el escándalo del caso Koldo, pero sin embargo todavía es militante socialista porque no ha sido expulsado del partido.

La verdad es que el PSOE está tratando con sumo cuidado los movimientos que hace con el exministro Ábalos, desde luego han sido menos delicados a la hora de tratar a Juan Lobato, el que fuera líder socialista en Madrid.

Al final, da la sensación de que en este caso Koldo (o ya si lo prefieres directamente, caso Ábalos) el sumidero está rebosando sin control y tampoco se sabe a quién puede acabar salpicando.