"La realidad nos enseña que nunca sabemos cuándo no vamos a poder hacer más llamadas o visitas pendientes"

La directora de 'La Tarde' reflexiona acerca de lo que nos enseñan estas tragedias como la de la DANA y cómo a veces aplazamos planes sin saber si los podremos hacer en algún momento

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Hoy es el primero de los tres días de luto que se han decretado por esta DANA histórica que deja ya 140 víctimas mortales. 

Y son decenas, lo decía ayer la ministra de Defensa, de desaparecidos los que todavía quedan en muchos puntos de la provincia de Valencia, a los que hay que sumar los 5 que se siguen buscando en Letur, en Albacete.

A esta hora no sabemos cómo estarán los conductores que estaban aún atrapados en las carreteras, pero en la tarde noche de ayer todavía eran 1.200 personas las que todavía seguían esperando ser rescatados de esas carreteras donde se acumulan un total de 5.000 vehículos, muchos de ellos abandonados por sus dueños.

De daños materiales y de los centenares de millones que va a costar esta DANA mejor ni hablar, porque todavía es imposible hacer una estimación. Lo que sí parece claro es que se va a superar con mucho los 700 millones que costó la última gran gota fría en la Comunidad Valenciana.

La de este martes ha pulverizado todos los registros. En Chiva, Buñol y Turís llegaron a recibir en solo 8 horas el agua que cae generalmente durante todo un año, una locura de agua que a muchos pilló por sorpresa en sus casas, sin posibilidad de subir a las plantas de arriba o en las carreteras que se convirtieron en ratoneras.

Estamos hablando de una tragedia que se ha cebado con la localidad de Paiporta donde han muerto al menos 62 vecinos.

Paiporta , que 48 horas después sigue incomunicada, sin luz y sin agua.

Son muchas las historias y testimonios de los afectados de esta DANA que nos está dejando imágenes de esas que hielan la sangre, calles anegadas, casas destrozadas, muchas en las que no queda nada en pie, carreteras agrietadas, montañas de coches, barro por todas partes y dolor, mucho dolor, entre los que han perdido a un familiar, a un vecino o a un amigo.

Los equipos de rescate siguen trabajando a destajo. Ayer ya el presidente de la Comunidad Valenciana decía que se había rescatado a todas las personas que se habían resguardado en tejados y azoteas, pero todavía hay casas a las que no se ha podido acceder y coches que han quedado a la deriva no se sabe si con sus ocupantes dentro o no.

Esta mañana Carlos Mazón prometía 200 millones de ayudas rápidas, decía, sin burocracia. Bienvenidos sean porque van a hacer falta.

Porque tras el shock y el duelo, llegará la reconstrucción y ahí todas las ayudas van a ser pocas. Y tocará revisar también los protocolos, porque la alerta de protección civil fue a las 20:10 de la tarde cuando la DANA ya había descargado una gran cantidad de agua y las principales vías, como la A7 y la A3, habían sufrido cortes.

No es cuestión de politizar esta tragedia, ni echar culpas a uno u otros, pero sí se tienen que sacar lecciones para mejorar la coordinación y la respuesta ante este tipo de situaciones tan extremas. Para evitar que ante un nuevo azote de la naturaleza tengamos que hablar de un drama semejante.

Son días de duelo. Son días de solidaridad, porque las tragedias también sacan lo mejor del ser humano y ya hay iniciativas de todo tipo para ayudar a los afectados.

Y yo diría que son días también para no escatimar abrazos, para no aplazar planes ni esas llamadas o visitas que tenemos pendientes porque la realidad nos enseña que nunca sabemos cuando no las vamos a poder hacer más.