Dos españoles descubren inesperadamente once tumbas de momias en Egipto: “Darán mucho que hablar en el futuro”

Lúxor es una ciudad de la orilla este del río Nilo en el sur de Egipto. Se encuentra en el sitio de la antigua Tebas, la capital de los faraones en la cúspide de su poder, durante los siglos XVI al XI a. C. Es la ciudad de los grandes templos del antiguo Egipto, donde están enterrados los faraones más importantes, allí están el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas.

De ella nos separan más de 5.000 kilómetros de distancia, los mismos, de vuelta, que acaba de hacer dos de nuestros egiptólogos más reconocidos: Teresa Bedman y Francisco Martín-Valentín, pareja en el trabajo y fuera de él. Recién llegados a España, en 'La Tarde', con Pilar Cisneros y Fernando de Haro, han tenido la suerte de charlar con ellos sobre los trabajos que están realizando allí.

Bedman explica que suelen estar en Egipto ”unos tres o cuatro meses al año, de septiembre a diciembre”. “Con la pandemia nos quedamos aquí a vivir”, apunta la investigadora.

Martín-Valentín, por su parte, aclara que ellos tienen ”mucho contacto con la población local” porque viven “en una zona que es agrícola” y la gente está implicada. “En nuestro equipo hay un número considerable de egipcios”, señala. Por eso, se consideran “muy insertos en la vida de Egipto”, tanto a nivel social como cultural.

Bedman señala su proyecto “empezó en el 2009 excavando una tumba” de “una especie de primer ministro” que fue “visir de Tutankamon”. Estos sujetos vivieron alrededor del 1356 A.C. Esta era una línea de excavación que nunca antes se había dado. Todo ello en un espacio enorme, ya que la excavación implicó el movimiento de once camiones de tierra. Mientras se estaban produciendo las investigaciones descubrieron más elementos históricos: “Nos hemos encontrado once tumbas”. Esos hallazgos “actualmente están expuestas en el museo de Luxor”. La investigadora las tilda de “importantes descubrimientos” que “darán mucho que hablar en el futuro”.

Martín-Valentín reconoce que el equipo es como “un águila bicéfala” en el que el trabajo está distribuido equitativamente. Él es el encargado de la lectura de jeroglíficos; es epigrafista. Gracias a la lectura de esos texto han conseguido abarcar “un período de tiempo enorme”. La excavación le ha permitido bajar como en un ascensor “de lo más reciente a los más antiguo”.

La conclusión a la que ha llegado el egiptólogo es que durante el período que están investigando, “Egipto llegó al culmen de su civilización”. Y aun más, ha podido traducir los jeroglíficos que “hablan de que el visir no comulgaba con la casa real”. De hecho, se creía que el visir “era contrario a la visión del emperador como único dios”.

Bedman, por su parte, tiene un poder especial: detecta las momias con el olor: “Cuando descubrimos la primera tumba llevaba días diciendo que olía a momia”. “Las momias tienen un olor característico dulce y acre”, reconoce.