Juan Solo: "Donde ha ardido una hoguera, queda vivo un rescoldo"
Así ve Juan Solo el preacuerdo de Gobierno entre PSOE y Podemos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Cuando todo el país está sorprendido por la noticia yo doy un sorbo a mi taza de café y entono un... ¡Te lo dije!
En el programa de ayer hice un repaso a lo que nos había aportado la noche electoral. Después de entonar el réquiem por la carrera política de Albert Rivera... me centré en lo único que podía solucionar este embrollo. El amor.
Yo, ayer, ya lo tenía claro. Hoy todo el mundo habla de ello pero ayer, no.
Tú me acusaste de romanticón pero yo sé que donde ha ardido el fuego siempre queda un rescoldo.
Por eso, me permití aconsejar a Pablo y a Pedro que no dieran la espalda al amor.
Ahí lo tenéis. Hoy se han jurado amor y fidelidad.
Donde ayer había saña... hoy todo se han vuelto sonrisas y carantoñas.
¿Cómo es posible que yo, que no sé nada de política, acierte siempre? Porque no me creo nada de lo que dicen los políticos.
Este idilio renacido entre Pablo y Pedro me ha llevado a reflexionar sobre el amor.
¿Cómo se mide el amor? ¿Es levantarte pronto para hacerle el desayuno a tu pareja un domingo por la mañana? ¿Ver la serie que a ella le gusta aunque a ti te parezca un petardo? ¿Hacer la cama?
Creo que la máxima expresión de amor se produce cuando tu pareja te llama aterrorizada porque hay un bicho en la habitación.
Vamos a hablar de bichos. Que nadie sea mal pensado: hoy han coincidido bichos y políticos porque me he visto obligado a improvisar sobre la marcha.
Tú no eres miedosa, Pilar. Menos mal.
Esta historia nos lleva a China. Y no os va a gustar. Sobre todo a los que tienen la costumbre de comer en la cama.
Sí, amigo oyente; aunque no los veamos, hay bichos en todas las casas.
Y los bichos van a la comida.
La entrada es fácil; lo difícil es salir.
Ah, no te he dicho que clase de bicho tenía dentro del oído el señor chino...
Cucarachas. En plural. En concreto la madre y doce crías.
Siempre dejaba algo de comida en el plato, sobre la mesilla. Comida, oscuridad y un lugar calentito donde criar: su oído.
Hemos conseguido hablar con el señor que se encuentra bien después de que le hayan desalojado a la familia okupa. Al principio solo notó molestias...
Pero la cosa se complicó.
Afortunadamente está bien. Amigo oyente, yo que tú me lo pensaría esta noche antes de llevarme un puñado de galletas a la cama.