Los vecinos de Orense, ante la prohibición de no poder reunirse con nadie: "La situación es absurda"
"No podemos hablar con nadie pero y acaba de pasar el autobús urbano y hay subidos 25 o 30 personas”, cuenta Alberto
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Seis. Ese es el número al que se han reducido las reuniones en algunos lugares donde se han aplicado restricciones de aforo. En ese caso, al menos se permite compartir un rato con amigos o familiares. Imagina que te prohiben compartir un rato con personas con las que no convives, osea, ceñir tus relaciones solo a los de casa.
Así están los vecinos de Orense capital debido a que se prohíben las reuniones de personas no convivientes. Además, también están pendientes de un posible confinamiento porque la provincia encabeza el ránking de incidencia de la Comunidad de Galicia. El sábado, concretamente, registró un total de 946 casos activos, de los cuales, 459 se concentran en la ciudad de As Burgas. Esta cifra roza el umbral de los 500 casos positivos por 100.000 habitantes que fijó el Ministerio de Sanidad.
Hemos hablado con Alfonso Iglesias, que vive en esta ciudad. Lo primero que hizo este vecino al enterarse de la limitación fue llamar a sus padres para anular las visitas diarias. Este orensano nos ha contado: “Mi madre quiere que vaya a comer como cualquier otra madre del mundo, y le digo, pues mirá mamá, haces la comida igual, me dejas el tuper, yo paso, llego a la puerta, recojo la comida y la voy a degustar igual, y luego te llamo después para decir lo rica que está”.
Lleva 20 años trabajando como bombero, y reconoce que la situación dentro del servicio ha cambiado de nuevo, y reconoce que “estamos volviendo un poco a meses anteriores, no hay cruce entre personal entrante y saliente; unos están en una planta y otros en otra; cada vez que entras desinfectamos todos los vehículos, todas las herramientas, cualquier tipo de utensilio que usamos en común”.
Alfonso tiene dos hijos en edad escolar y analiza que la “la situación es algo absurda”, afirma que no puede contarse nada nadie, en ningún tipo de círculo, por ejemplo cuando se sale de trabajar, o estar en un café, pero en los autobuses sí se comparte espacio junto a casi una veintena de personas.
Es solo un ejemplo de cómo algunas normas cambian la vida de la población en las que se implantan.