Un abuelo y su nieto de siete años hacen el Camino de Santiago y no dan crédito a lo que encuentran durante una etapa: "Apareció en medio"

En 'Mediodía COPE' contamos la historia de Jaime y Santi, un abuelo y su nieto que desde hace tiempo hacen juntos el Camino

Redacción digital

Madrid - Publicado el

3 min lectura

En 1993, Jaime visitó por primera vez el puente de Furelos, en La Coruña, una joya arquitectónica del Camino de Santiago. 

Es un lugar especial para Jaime porque fue uno de los que presenció la inauguración de una cabina de teléfono allí, en medio de ese puente medieval. Una cabina que movieron tres meses más tarde del pueblo porque allí no pegaba mucho. 

El caso es que ese lugar, con cabina o sin ella, se quedó en la retina de Jaime. Ahí grabado. Lo que no sabía es que 23 años después se convertiría en un paso habitual para él, porque Jaime volvió a ese puente en 2016 y volvió con la mejor compañía: la de su nieto Santi, de 7 años. 

Y ahí arrancó una historia desde algún rincón cerca de Arzúa, en La Coruña. La aventura del abuelo y del nieto. Dos eslabones de la vida unidos por algo más que la sangre, unidos por una conexión que solo puede surgir entre quienes comparten una travesía como el Camino de Santiago. 

Imagen de archivo

Camino de Santiago

Algo solo de ellos

Elena, la hija de Jaime y la madre de Santi, ha asegurado que "más que el camino, disfrutan de que allí son ellos dos, 100%. Mi padre tiene conexión con todos los nietos y los quiere a todos muchísimo. En este caso, el camino es solo de Santi y suyo".

Santi era entonces un niño, como son los niños, que no paraba, lleno de energía. Y Jaime, su abuelo, un hombre que ya había vivido muchas etapas, aunque pocas como las que empezó a compartir con su nieto. Para el pequeño era tan especial hacer el Camino de Santiago con su abuelo que ni por el fútbol lo cambiaba. 

"¿Qué prefieres? ¿Ir a cinco partidos de fútbol o cinco etapas?", le llegó a preguntar su abuelo, a lo que el niño contestó sin dudar: "Las etapas". 

La primera vez no fue fácil para Santi. A veces le pesaban más las piernas que el entusiasmo. Su abuelo, con la paciencia que solo los años pueden brindar, pues lo animaba, lo sostenía y lo guiaba. 

Imagen de archivo

Camino de Santiago

El motivo que hizo que santi y jaime pudieran acabar el camino

Una piedra, un palo, una mariposa, un pájaro, cualquier cosa era buena para distraer y animar a Santi a llegar a la mitad. A un kilómetro del final, cuando estaban casi derrotados, uno de andar y el otro de pensar, cuando ya no podían más, se encontraron con una sorpresa en el camino: el animal favorito de Santi. Así lo recuerda su abuelo. 

"Justo un kilómetro antes de llegar, cuando ya no estábamos con ganas de volver, ya eran las 6 de la tarde y habíamos pasado todo el día, apareció el escarabajo vaca-rubia en medio del Camino. Cosa muy curiosa porque en todo el camino no nos apareció nunca ningún escarabajo, solo babosas. Y eso le revolvió las ganas, lo cogió, lo metió en una caja, le daba de comer y terminamos el camino", aseguró el abuelo. 

Un escarabajo en el camino que fue clave y del que Santi también se acuerda perfectamente. 

"Estábamos muy cansados, hacían una etapa e íbamos muy lentos, no íbamos bien. Anímicamente tampoco. Y sí, pues apareció este escarabajo en medio del camino y fue una casualidad muy bonita", recuerda el nieto.  

Ahora es Santi quien espera a su abuelo, quien lo anima a seguir, quien lo protege. Porque ahora el de las piernas cansadas es otro. Lo que sigue intacto es el humor con el que se lo toman. Conscientes de que quizá podría ser su última gran aventura juntos, ahora ya con estos 84 y 16 años, después de todas estas veces que han hecho juntos el Camino de Santiago.