Isabel, catequista de personas con discapacidad intelectual en Madrid: "Es emocionante, el Espíritu Santo habla muy claramente a través de ellos"

Hoy se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, en el que se recuerda la importancia de visibilizar y apoyar a las más de mil millones de personas que viven con alguna discapacidad en el mundo

Redacción Religión

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Como cada 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, en el que recordamos la importancia de visibilizar y apoyar a las más de mil millones de personas que viven con alguna discapacidad en el mundo, y que representa el 15% de la población global. Es una jornada para reflexionar sobre las barreras físicas y mentales que enfrentan, pero también para celebrar historias de esperanza y superación, como la de Gema de Beas y que hemos conocido en Mediodía COPE. 

"entré en una profunda crisis de fe"

A los 29 años, la vida de Gema cambió drásticamente debido a complicaciones derivadas de la diabetes. Tras una serie de operaciones, Gema perdió completamente la vista. Ella describe su experiencia como "devastadora" que le llevó a una profunda crisis de fe. Se cuestionó por qué Dios le había permitido pasar por esa prueba:  "Después de todo lo que había rezado, de todo lo que había pedido, me encontré con una realidad que no entendía".

Pero la historia de Gema no termina en la oscuridad. Junto a su hermana, quien también perdió la vista poco tiempo después, encontró un apoyo incondicional. Ambas se unieron a la ONCE, donde Gema conoció a Ricardo, quien hoy es su esposo. A pesar de que los médicos le habían diagnosticado una enfermedad que hacía peligrosa la maternidad, Gema se quedó embarazada y dio a luz a una niña sana, María

Esta familia, marcada por la fe, ha encontrado en la oración y en su comunidad parroquial el apoyo que necesitaban para seguir adelante: "Después de muchas crisis que hemos pasado Ricardo y yo, realmente hemos llegado a la conclusión de que nosotros no somos un matrimonio. Es una relación abierta, pero la relación abierta en la que la tercera persona es Dios. Entonces estamos él, Dios y yo. Nos apoyamos mucho en Él, vivimos la fe juntos, estamos metidos en un grupo matrimonios en la Parroquia de Nuestra Señora de Araucana... Tenemos presente a Dios en nuestras vidas a pesar de que somos humanos y fallamos mucho".

"participar plenamente en la vida de la Iglesia"

En este contexto de lucha y esperanza, es fundamental destacar el papel de la Iglesia y su forma de incluir a las personas con discapacidad en la vida social y espiritual. Isabel Cano, catequista en la Parroquia Santa María Madre de Dios en Tres Cantos, lleva más de 12 años trabajando con un grupo de formación para personas con discapacidad intelectual. Según Isabel, este grupo nació "ante la necesidad de que estas personas pudieran participar plenamente en la vida de la Iglesia y recibir formación para acceder a los sacramentos. Había una serie de personas que querían hacer la confirmación pero no tenían a nadie que les formara... Los grupos establecidos no se ajustaban a sus necesidades". 

Uno de los alumnos de Isabel, José Luis, quien nació con discapacidad intelectual, ha encontrado en este grupo un espacio para orar, compartir sus dificultades y profundizar en su fe: "Este grupo es un lugar donde puedo encontrar apoyo y ver cómo el mensaje de Dios puede ayudarme". 

      
             
      

Aunque este grupo de formación comenzó con solo cinco alumnos, hoy en día cuenta con casi 20 miembros. Sin embargo, como explica Isabel, el trabajo no está exento de dificultades: "Estas personas necesitan más tiempo, un lenguaje sencillo y un enfoque directo. Pero lo más importante es que todos participen como uno más dentro del grupo y la parroquia". 

 

 

"barreras físicas y mentales"

Además, Isabel hace un llamado a la sociedad y la Iglesia para que se eliminen las barreras, tanto físicas como mentales, que aún dificultan la plena inclusión de las personas con discapacidad: "Las barreras mentales son las más difíciles de superar. No podemos ver a las personas con discapacidad como enfermos o como niños. Cada persona tiene su propia edad y experiencia de vida, y debe ser tratada con el mismo respeto que cualquier otra".

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