"En vez de castillos de arena, quitan barro". Así están viviendo los niños la tragedia provocada por la DANA

Jorge Bustos está delante del colegio Padre Majón de La Torre,que había sido estrenado en septiembre y ahora ha quedado reducido a bloques de hormigón

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

      
      
             
      

Tengo detrás de mí, una enorme montaña de muebles, un verdadero vertedero improvisado, porque antes era un solar. Y justo detrás de ese vertedero está el Colegio público Padre Majón del barrio valenciano de La Torre, y he podido asomarme a sus puertas y a su patio desde el exterior, y la verdad es que la estampa es descorazonadora y te hace pensar en lo que habría podido pasar si esa masa de barro, de ramas, de agua que ahora invaden el patio hubiera llegado apenas unas horas antes, en horario escolar", comienza a contar Jorge Bustos desde Valencia, donde sigue recogiendo testimonios de los damnificados por la DANA.

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Jorge Bustos delante del Colegio Público Padre Majón de La Torre en Valencia

En las aulas de infantil o en el comedor la marca de agua forma una especie de zócalo de color marrón de un metro y medio de altura, sigue relatando el copresentador de Mediodía COPE, y  eso es más de lo que mide cualquiera de los alumnos de este colegio. Un metro y medio de altura de barro. Imagina lo que habría podido pasar si la riada se presenta con esas aulas llenas. 

El Colegio Padre Manjón tiene una capacidad para 300 alumnos y estaba recién estrenado. Después de 7 años con los alumnos y los maestros en barracones por las obras, en septiembre inauguraron las instalaciones. Y tan solo dos meses después, esas aulas son bloques de hormigón encima de un auténtico lodazal. Cuando por fin tenían paredes y suelo de verdad, en vez de barracones, llega la DANA. Impresiona el patio, donde se inventan batallas en cualquier recreo, ¿verdad? Pues esas batallas ahora mismo son reales. Si los camiones y las excavadoras, que los niños a veces piden a los Reyes Magos para jugar, pues ahora son de verdad.

Los alumnos de este colegio de La Torre forman parte de los 40.000 niños valencianos que no pueden ir a clase porque se han quedado sin colegio.

la capacidad de los niños para sobreponerse

Y pese a toda la destrucción que están viviendo, el barro que están pisando y  la tristeza que están sintiendo, los niños tienen un mecanismo, una fuerza interior para sobreponerse que alimenta la esperanza de sus mayores.

Foto COPE

Botas de niño arrastradas por el agua en un parque de La Torre en Valencia

Nos han contado Pilar Cisneros y Jorge Bustos, que han visto como los niños valencianos, pese a que algunos se han quedado sin casa son capaces de mirar al futuro y animar al resto, a sus padres, a sus abuelos para que tengan fe en el futuro. Es lo que llevan haciendo Meizan y Nizan, que están ayudando en todo. 

      
             
      

Forman parte de un grupo de seis amigos que van repartiendo comida a señores mayores que no se pueden desplazar a por ella . Van con su carrito del supermercado lleno de alimentos de primera necesidad,sobre todo, productos de limpieza y los llevaban de un lado a otro, calle arriba, calle abajo, distribuyéndolos. 

"Lo más duro de lo que estamos pasando es que no podemos salir porque está todo lleno de barro, nos resvalamos, nos caemos", lamentan. 

En vez de castillos de arena, quitan barro

La capacidad humana, y más aún hablando de niños, siempre puede sorprendernos. NIños que han cogido cubos y palas y se han puesto a quitar barro cuando tendrían que jugar a hacer castillos de arena.

      
             
      

COPE

Bustos durante la retransmisión de Mediodía COPE en La Torre, Valencia

Han visto, con angustia, todo lo ocurrido, pero necesitan seguir sintiéndose niños, necesitan seguir jugando. Y por eso, hay brigadas dedicadas a limpiar columpios para que se puedan volver a utilizar, para que los niños puedan volver a utilizarlos cuanto antes. 

¿Y, después, qué pasará después? ¿Cuáles serán las consecuencias de todo esto en los niños? La doctora Paula Arnedo señala los síntomas a los que hay que estar atentos:

      
  • que no tengan insomnio
  • que no rechacen ir al colegio cuando puedan
  • que no tengan miedo a volver a sus casas

Tendremos que estar todos pendientes, desde los colegios, las familias, los pediatras, a  ver si esos cambios se mantienen en el tiempo. 

Los pediatras aconsejan que les expliquemos todo lo que ocurre, qué es lo que ha ocurrido porque lo ven cuando salen a la calle.

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