¿Por qué vamos a tener hijos?
Escucha la Firma de Restán en Mediodía Cope de este 8 de enero de 2025
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Una encuesta de Sigma Dos ha puesto negro sobre blanco algo que todos intuíamos: que una amplia mayoría de los jóvenes españoles no se plantean ser padres.
Solo el 30% piensa en tener hijos, y dos tercios de los que están entre 18 y 44 años descartan la paternidad como algo viable para este lustro.
Ante la pregunta de si se plantea tener hijos en los próximos cinco años, solo un 13% de las mujeres responde afirmativamente, frente al 82% que la descarta.
Lo sabíamos, sí, pero la dureza de los números impresiona. Además, no se puede achacar la baja natalidad exclusivamente a razones económicas.
Según la encuesta, la reticencia a tener hijos es casi diez puntos más entre aquellos que tienen un nivel económico más alto. Esto no significa que los factores económicos sean irrelevantes, ni que sean inútiles las políticas a favor de la familia y de la natalidad. Pero el problema tiene raíces mucho más profundas, y lo revela el hecho de que algunos celebren esta realidad como un triunfo de emancipación y progreso. En realidad, es un signo elocuente de una crisis de sentido, que se traduce en una crisis de civilización.
“¿Por qué dar la vida a un mortal?”, se pregunta en un célebre libro el gran filósofo Fabrice Hadjadj.
Es necesaria una razón para dar la vida, que no es sólo un hecho biológico, es, sobre todo, comunicar su sentido e introducir en él a nuestros hijos. Por eso, “la sexualidad humana llama naturalmente a la esperanza”.
El problema no es la posibilidad de que el bienestar disminuya, ni la inestabilidad internacional, ni el cambio climático.
El problema es la falta de una esperanza fiable. Desde luego, no vamos a convencer a nadie de tener hijos argumentando que hay que mantener las pensiones, o que un país sin niños está abocado a la decadencia en todos los sentidos.
Como decía Hadjadj, tenemos hijos porque la vida tiene sentido, porque la historia puede recomenzar. Recuperar ese horizonte es la tarea, y no podemos confiársela a ningún gobierno.