Almodóvar y los creyentes
Escucha aquí la Firma de José Luis Restán de este miércoles 11 de septiembre
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Hace pocos días, el cineasta Pedro Almodóvar aprovechaba la alfombra roja del festival de Venecia para pedir una ley universal de eutanasia, y lo hacía en nombre de una sacrosanta palabra, la libertad. Con recado incluido a los creyentes que, según piensan estos grandes intelectuales del momento, no usamos la razón y no amamos la libertad.
Ayer el Papa Francisco dijo ante miles de jóvenes en Timor Oriental que “ser libre no quiere decir hacer lo que uno quiere, sin tener en cuenta cómo afectan a los demás las propias acciones, ni tampoco renegar de los lazos de amor que han nutrido nuestro corazón desde los primeros instantes de nuestra existencia y que nos unen a nuestros seres queridos… ser libre significa optar por el bien, por el respeto, por el amor, en todas estas situaciones, incluso cuando cuesta”.
¿Podemos hablar de esto, Pedro? Los cristianos amamos la libertad y amamos la vida, por lo menos, tanto como tú. Es un buen punto para encontrarnos. Ante el misterio del sufrimiento y de la enfermedad no tenemos recetas.
Por supuesto que no queremos el llamado “encarnizamiento terapéutico”, eso es un “cuento chino”. Habría sido bueno que utilizases los reflectores de Venecia para reclamar un gran plan de cuidados paliativos en todo el mundo, empezando por nuestro país, porque, ¿sabes?, aún no existe. Parece más fácil empujar a quien tiene una enfermedad incurable a la muerte, no a la muerte acogida con esperanza cuando llega, sino a la muerte suministrada con el aval del Estado.
Decir que mi vida no es solo mía no es una rígida abstracción de los creyentes, es una verdadera apertura de la razón. Ni tú, ni yo, ni nadie, nos hemos dado la vida, ni la podemos sostener un minuto. Reconocer eso es abrir la razón, Pedro. También un no creyente puede entender al Papa: ser libre es optar por el bien, por los vínculos del amor, incluso cuando cuesta. ¡Qué argumento para una de tus películas!