"La Biblia no es un buscador de internet"

Escucha aquí la Firma de José Luis Restán de este jueves, 5 de septiembre

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En una interesante entrevista en El Mundo al filósofo israelí Yuval Harari, el periodista dice que “la tecnología parece imitar a la religión, porque alberga una fantasía que permite al creyente conectar con una inteligencia sobrehumana e infalible”, y observa que esta es una idea muy peligrosa. Y el filósofo observa que “la gente necesita certezas, aspira a una confianza absoluta hacia algo que sea visto como una inteligencia infalible, y eso sucede desde tiempos antiguos con los libros sagrados, como ahora con el sueño de una Inteligencia Artificial”.

Dejo aparte ahora el interesante debate sobre la tecnología. Lo primero que me surge de este paralelismo alegremente establecido con la religión y con los libros sagrados es decir que no tiene nada que ver con la fe de la Iglesia ni con la Escritura que ella conserva y proclama. Ayer me referí a la afirmación del cardenal Pizzaballa de que la fe no es a una especie de panacea que resuelve todos los problemas, por el contrario, la fe es la relación con Dios (siempre dramática, porque pasa a través de la razón y de la libertad) dentro de la cual todas las preguntas encuentran espacio y pueden ser sostenidas. 

Imagen de archivo

Que esas preguntas alcancen respuesta completa, aquí en la tierra, no está dicho. Por lo demás, la racionalidad que, con razón reclama Harari, apela al Logos del que tanto hablaba Benedicto XVI, pero ese es otro tema.

Lo que me irrita es el empeño de caricaturizar la religiosidad y, más en concreto, la fe cristiana. La Biblia no es un buscador de internet que permite despachar con un par de clicks cada pregunta que nos surge, ni la Iglesia es un refugio para las tormentas de la vida. 

El Señor no ha querido dispensarnos del esfuerzo de entender la realidad, de buscar la verdad y de actuar conforme a ella. La Escritura es el relato de la historia de Dios con el hombre, una historia que provoca continuamente nuestra inteligencia y nuestra libertad. Hay mucho tópico y mucha cerrazón respecto de las religiones, pero quizás los cristianos no hemos mostrado todo esto con suficiente claridad. Tenemos que insistir en ello.