"Dios nos descoloca"
Escucha aquí la Firma de José Luis Restán de este lunes 16 de septiembre
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El pasaje del Evangelio que ayer nos proponía la liturgia actúa como un papel de tornasol sobre nuestra manera de entender la fe cristiana. Pedro acaba de ser señalado por Jesús como la piedra sobre la que va a edificar su Iglesia, pero introduce un anuncio que descoloca al apóstol: el Mesías tenía que padecer mucho a manos de los sacerdotes y los jefes del pueblo, tenía que morir y resucitar al tercer día. Se comprende la desazón de Pedro. Su imagen del Mesías era la de un triunfador, lo mismo que pensaba cualquier israelita. Además, ¿qué pasaría entonces con ellos, sus discípulos, que lo habían dejado todo para seguirle?
La respuesta de Jesús casi nos deja atónitos: “ponte detrás de mí, Satanás, tú piensas como los hombres, no como Dios”. Pocas apelaciones tan duras del Señor encontramos en el Evangelio, y ésta va dirigida nada menos que al que iba a ser cabeza de la Iglesia. A nosotros nos sigue pasando como a Pedro, que nos resulta difícil aceptar el modo elegido por Dios para llevar a cabo la salvación del mundo. Pensamos que la Iglesia debería “triunfar” en cada momento de la historia y que, como creyentes, deberíamos estar protegidos frente a los peligros cotidianos que nos acechan. Pedro lo entendió mucho mejor al final, en la colina vaticana.
Pero Jesús no deja lugar a dudas: “el que quiera venir conmigo que coja su cruz y me siga”. Es decir, que cada uno acoja su parte de dificultad, de contradicción y de dolor y la lleve consigo en el camino que hace con la Iglesia. La fe, ni es un seguro de vida ni nos introduce en una casta, la fe es nuestra relación con Cristo presente: abre la inteligencia y sostiene la libertad, y nos da la compañía de la comunidad cristiana para vivir sin miedo lo que venga. Esto nos ayuda a mirar con paz y seguridad nuestro camino personal y el de la Iglesia, porque, a fin de cuentas, está en Sus manos. Y menos mal.