"Una extraña victoria"

Ayer se presentó la próxima Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Seúl, la capital de Corea, en 2027. La primera reflexión que surge es la vitalidad que sigue mostrando este evento ideado por san Juan Pablo II hace 40 años, contra viento y marea. El viento y la marea de tantos sabihondos que lo han denostado hasta nuestros días. Pero ahí están los hechos, el último, muy palpable para nosotros, hace un año en Lisboa. Ahora se dobla la apuesta: a los europeos Corea puede parecernos el fin del mundo. El viaje será costoso en todos los sentidos y, por primera vez, la JMJ va a tener lugar en un país donde los cristianos son minoría, aunque minoría consistente y creativa.

El lema que ha elegido el Papa para la Jornada de Seúl está tomado del evangelio de San Juan: “Tened valor, yo he vencido al mundo”. Un lema algo provocador, porque a la vista de la historia y del presente, alguno puede pensar que el Señor tiene una forma un tanto extraña de entender la “victoria”. No olvidemos que Jesús dijo estas palabras justo antes de su Pasión. También los apóstoles debieron extrañarse, porque las cosas no parecían ir bien. El hecho es que todos, especialmente los jóvenes, sólo seguimos aquello en lo que se refleja un atractivo victorioso. Esta observación de San Agustín nos da luz. En el cristianismo siempre se descubre un atractivo que vence: es el que siguieron los discípulos, el que han seguido tantas generaciones hasta nosotros; el que sostuvo la fidelidad de los mártires de Corea, que acabamos de celebrar, auténtica piedra fundante de la iglesia que será anfitriona de miles de jóvenes del mundo entero en 2027.

“En el mundo siempre tendréis luchas”, había dicho previamente Jesús a los suyos. No les dibujó un camino de rosas. Podemos lucharlas precisamente porque Él ha vencido. Y que siga celebrándose este extraño mitin después de 40 años, y de tantos agoreros, es seguramente una buena muestra de eso.