Misioneros: sin la gracia de Dios caeríamos en picado
Escucha la Firma de José Luis Restán del miércoles 16 de octubre
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Ayer, en la catedral de Córdoba, el gran obispo de Bangassou, el misionero comboniano Juan José Aguirre pronunció un vibrante Pregón del DOMUND 2024. Lo hacía recordando su llegada a una misión en plena selva de la República Centroafricana cuando contaba 28 años. Su puesto estaba a 7 días de coche del primer teléfono y del primer médico. Hoy sigue allí, en la misma diócesis. Y en seguida aclaraba: “¡No somos héroes!, sin la gracia de Dios que nos sostiene, caeríamos en picado”. Apenas puedo recoger aquí algunas de las imágenes que Aguirre puso ante nuestros ojos: misioneras trabajando en los cafetales del Congo, contemplativos en las montañas del Atlas argelino, o trabajando en Korokocho, el suburbio pestilente de Nairobi. Misioneros poniéndose como escudos humanos y sacando a niñas prostitutas de las calles… Misioneros en hospitales psiquiátricos en Sudáfrica o haciendo de intermediarios entre soldados de la ONU y criminales radicales… Misioneras que han montado un dispensario en el centro de Gaza… Misioneros y misioneras que imitaron a Jesús crucificado, porque estaban allí sabiendo a lo que se exponían, pues la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos.
Y concluía con un mensaje a nosotros, católicos de España: “no podéis caer en el desánimo o en una especie de depresión colectiva cuando pensamos que millones de españoles ya no practican y se acercan a Dios sólo cuando llega la Semana Santa”. Sigue habiendo 10.000 misioneros españoles esparcidos por el mundo, pero es verdad que los países europeos son hoy tierras de misión, a las que llegan misioneros desde Nigeria, Corea o Colombia. Es posible que la fe esté “hibernando o menguando en algunas iglesias, como dijo ayer Juan José Aguirre, pero está creciendo en otras, porque la Iglesia es del Señor y El la hará florecer en donde quiera”.