Cien por cien ciudadanos y cien por cien creyentes

El cardenal español Miguel Ángel Ayuso, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, acaba de ser investido Doctor Honoris Causa por la Universidad islámica estatal Sunan Kalijaga en Indonesia. Nos puede parecer algo exótico, algo decorativo en medio de las tensiones y enfrentamientos de nuestro mundo, pero no lo es. Este acto refleja la profundidad y constancia de un diálogo que es un verdadero factor de paz y de amistad para este atribulado momento histórico. El cardenal Ayuso es un misionero comboniano, buen conocedor del islam, que desde su responsabilidad en la Curia Romana ha acompañado al Papa en el largo proceso que desembocó en la firma del documento sobre la Fraternidad Humana en Abu Dabi. También es significativo que este reconocimiento le llegue desde un país, Indonesia, con el mayor número de musulmanes del mundo, en el que también vive una numerosa y dinámica comunidad católica, y en el que rige, no sin dificultades, el marco constitucional de la llamada “Pancasila”, que asegura a todas las comunidades religiosas la plena ciudadanía, al menos sobre el papel.

En su discurso de agradecimiento, el cardenal subrayó que todos "tenemos nuestra identidad común como familia humana con los mismos derechos y deberes, tenemos las mismas raíces, lo que significa que el diálogo nunca partirá de cero, sino de nuestra humanidad común". Teniendo muy presente la realidad del país que le honraba, el cardenal Ayuso ha dicho que "para formar una nación… no sólo debemos aceptar la realidad de que nuestros vecinos pertenezcan a tradiciones religiosas diferentes; debemos conocer su identidad religiosa no sólo como un hecho de la vida, sino también como un activo para la vida común. Porque cada uno de ellos es cien por cien ciudadano y cien por cien creyente”. Magnífica lección que vale para todas las latitudes.