A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César
Escucha la Firma de José Luis Restán del jueves 23 de enero
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Durante su encuentro ayer, en la sede de la CEE, monseñor Luis Argüello explicó a la ministra de Igualdad que en la Iglesia católica no existe discriminación en lo que se refiere a las condiciones para la recepción de la comunión eucarística. La norma básica para recibir la comunión es estar en gracia de Dios y afecta igualmente a todos los católicos, con independencia de cualquier otra condición, incluida la orientación sexual. Recordemos que, en un alarde, no sé si de ignorancia o de cesaropapismo, la ministra Ana Redondo había dicho que negar la comunión a una persona homosexual era “claramente inconstitucional”. Ocurre que en el caso al que se refería la ministra, el del alcalde de Torrecaballeros, no se le negó la comunión por su condición homosexual, sino por vivir con otro hombre “según el modo matrimonial”. Como explicó claramente la diócesis de Segovia en una nota, “esto no es homofobia ni discriminación, dado que no se niega la comunión por la condición homosexual, sino por defender el carácter sagrado de la Eucaristía”.
“Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”. Fue el cristianismo el que introdujo en la historia la distinción entre la autoridad del Estado y el ámbito de la fe. La Constitución no avala la pretensión de la ministra, más ridícula que autoritaria, de definir quiénes y cómo pueden recibir la eucaristía en la Iglesia. Por el contrario, la Constitución reconoce el derecho a la libertad religiosa como uno de sus pilares, un derecho que incluye que cualquier gobierno debe dejar sus manos fuera de la definición y de la organización de la disciplina propia de una comunidad de fe. También el mundo laico puede entender perfectamente que la eucaristía no es “un derecho” de nadie, sino un don que requiere determinadas disposiciones para ser recibido. El famoso alcalde lo sabía bien, pero intentó crear “un caso”. Yo espero que tras el diálogo de ayer la ministra lo haya comprendido. Hay que tener paciencia…