UNA COMUNICACIÓN BASADA EN LA ESPERANZA
El periodista y profesor Mario Alcudia reflexiona este fin de semana en el que celebramos en Roma el Jubileo de las Comunicaciones Sociales sobre la necesidad de una comunicación constructiva que ayude a construir una cultura del encuentro; una comunicación al servicio de la persona, de la comunión y de la verdad.
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25 años después he tenido la suerte de volver a estar y escuchar esta mañana al sucesor de Pedro en otro Jubileo de los Comunicadores. Hace 25 años era junto a san Juan Pablo II el ese mismo lugar, el Aula Pablo VI. Entonces era becario en COPE; hoy he vuelto a este otro Jubileo, el de la Esperanza, en esta ocasión como profesor universitario y director del Máster de Radio de nuestra Casa.
25 años después de aquel otro Jubileo, Francisco nos ha invitado a los periodistas cristianos a ser portavoces de esperanza y de confianza en el futuro. En medio de la confusión actual, hacer una narración que sepa mirar al mundo y a los acontecimientos con ternura, a poner en práctica de manera muy concreta la invitación del Señor a ir por el mundo y proclamar el Evangelio ofreciendo un testimonio nuevo en el mundo de la comunicación sin ocultar ni manipular la información, haciendo brillar la verdad.
De nuevo en Roma como te decía, 25 años después orando ante san Pablo y san Pedro, dos enormes comunicadores de la fe en los orígenes del cristianismo, cuya memoria nos recuerda la vocación específica que nos distingue como seguidores de Cristo en el mundo de las comunicaciones sociales.
Antes de esas palabras del Papa, este grupo de 21 comunicadores, a los que en unos meses escucharemos en COPE hemos cruzado también la Puerta Santa expresando así esa opción de vida que impregna también nuestra profesión; ese deseo de abrir las puertas a Cristo, la buena Nueva, el modelo que debe hacer esforzarnos para hacer que la luz de la Verdad llegue a todos los ámbitos de la existencia humana. Profesionales sembradores de esperanza llamados a leer e interpretar el tiempo presente y a descubrir los caminos para una comunicación del Evangelio según los lenguajes y la sensibilidad del hombre contemporáneo.