Una Iglesia pobre para los pobres

El periodista y profesor Mario Alcudia reflexiona sobre las periferias de nuestro entorno a las que damos la espalda de forma cotidiana

Redacción Religión

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El Papa Francisco recibía a finales de agosto al párroco de la Cañada Real y San Fermín, dos lugares en la capital de España afectados por la pobreza, la marginación, con condiciones de vida para las personas que viven allí muy complicadas. 

Esta reunión con Agustín, daba muestra de cómo preocupan y ocupan a Francisco las periferias. De esta forma el Pontífice trata de conocer de cerca, de primera mano la realidad de toda esa situación de pobreza y sufrimiento

Alentaba el Papa a quienes trabajan en medio de esta realidad a seguir trabajando juntos, en equipo sin patear en contra, en ese lenguaje lleno de símiles pero tan claro que emplea Francisco, tratando de luchar por la dignidad de esas personas, eso que él denominaba como una segunda oportunidad

Un mensaje del Papa Francisco que nos contaba refuerza el compromiso de la Iglesia y de todos los que hacen a diario una ingente labor por estas personas, familias vulnerables, con grandes necesidades materiales y económicas, dando respuesta a todas las necesidades que existen en temas muy diferentes, en todos esos conflictos que genera la marginación social y económica…

Nos decía Agustín que en todo este tiempo de párroco y ya son más de 20 años, cómo su hoja de ruta ha sido poner en práctica la actitud de los discípulos de Emaús, saliendo al encuentro de estas personas, todo desde una mirada compasiva y esperanzada…

Porque se trata de abajarse, de sentir muy de cerca la vulnerabilidad, la pobreza, la dificultad que son lugares especiales para palpar el rostro de Dios. Y es que como dice el arzobispo de Madrid los pobres y excluidos del Señor han de ser uno de los criterios y hojas de ruta para construir la fraternidad; la caridad cristiana no entiende de fronteras, solo de compasión y dignidad construyendo así una Iglesia samaritana, acogedora y fraternal.

      
             
      

Como dice Andrea Riccardi, el fundador de la Comunidad de Sant´Egidio las periferias son un lugar privilegiado para la presencia cristiana; los periféricos, los pobres y los marginados son los primeros interlocutores de la Iglesia y de su acción.

La regeneración de la Iglesia y de la vida cristiana parte del redescubrimiento de la gozosa tarea de vivir y comunicar el Evangelio en la periferia… porque Dios prefiere partir desde ahí, de los últimos, para que el Evangelio alcance a todos a través de la Misericordia, del acompañamiento, de la cercanía hacia los que sufren. Es la Iglesia pobre para los pobres que desea el Papa Francisco