Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo

El periodista y profesor Mario Alcudia reflexiona sobre la cuarta Encíclica del Papa Francisco, Dilexit Nos

Dilexit Nos, Encíclica del Papa Francisco sobre el Sagrado Corazón
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Redacción Religión

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Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío en un corazón amoroso como el Tuyo transforma el mío… cuántas veces habremos repetido en nuestras oraciones esta jaculatoria expresando al Señor nuestra confianza en su misericordia. 

Bueno, pues, como bien sabes desde el jueves todo ello ha cobrado enorme actualidad porque esta semana el Papa publicaba su cuarta Encíclica ‘Dilexit Nos,’ sobre el amor humano y divino del corazón de Jesucristo. El Santo Padre recoge la rica tradición eclesial de sus predecesores pero a la vez añade nuevas reflexiones para proponer esta devoción como fuente de renovación de la vida de la Iglesia, en un momento social turbulento, donde se olvida a menudo la ternura de la fe o la alegría de la entrega al servicio.

El Papa nos recuerda la actualidad de esta devoción al Corazón del Señor y nos pide retomarla en un mundo que parece haber perdido su alma; la herida del Corazón de Jesús nos hace salir al encuentro de las heridas de los pobres y marginados, de los descartados de nuestra sociedad.

Esta Encíclica nos invita, además, a cambiar la mirada contra las pasiones humanas. Solo el Señor es capaz de darle corazón a esta tierra y reinventar el amor allí donde pensamos que la capacidad de amar ha muerto definitivamente.

Y es que el amor de Dios no tiene límites, no se cansa, no se da por vencido. Hay que acudir a su corazón traspasado para experimentar a fondo su amor y su misericordia; un corazón magnánimo, capaz de abrazar al mundo entero. El Señor desea ser amado porque de amar su amor depende la verdadera felicidad de cada uno de los hombres. Es desde luego una Encíclica para saborear, meditar y ayudarnos a poner en práctica esta espiritualidad en el Corazón de Cristo. Concluyo con una letanía “Jesús Manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo”.