"Todo apunta a que José Luis no quiere dañar a Pedro en la esperanza de cobrarse la recompensa a su omertá algún día"

Escucha el monólogo de Jorge Bustos del jueves 12 de diciembre

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Bienvenido al Mediodía COPE de este jueves de novedades judiciales. En España hay dos clases de días: los días en que el Gobierno tiene una crisis parlamentaria, como ayer, y los días en los que afronta una noticia de corrupción, como hoy. Y va a ser así hasta el final de la legislatura.

Hoy tocaba declaración judicial ante el Supremo de esa persona de la que usted me habla, el compañero José Luis, del que sus antiguos compañeros de gabinete ya no quieren saber nada. Al menos públicamente, porque yo soy de los que piensan que Ábalos y Moncloa mantienen abierto un discreto canal de comunicación, una voluntad recíproca de establecer el pacto del dentista: ya sabes, eso de “no nos hagamos demasiado daño”, le decía el paciente al doctor mientras le tenía agarrado de los bajos. Ábalos lo sabe todo de los bajos del PSOE y del Gobierno, porque fue el hombre fuerte de Ferraz y del primer Ejecutivo de Sánchez durante tres años. Y vamos a recordar que todavía no ha sido expulsado del partido: se le abrió un expediente que nunca se ha consumado. Todo apunta a que José Luis no quiere dañar a Pedro en la esperanza de cobrarse la recompensa a su omertá algún día.

¿Y por qué Pedro volvió a aforar a Ábalos en las listas del PSOE? 

Jorge Bustos

Copresentador de 'Mediodía COPE'

Recordemos que Ábalos declara voluntariamente porque formalmente aún no está imputado. Le protege el escaño que le concedió Pedro Sánchez al meterlo en listas en 2023, cuando además lo premió con la presidencia de una comisión en el Congreso. ¿Por qué lo purgó en 2021? Lo sabe toda España, empezando por Aldama: sus escándalos son de dominio público, del piso de Jessica al chalé de Cádiz pasando por el programa de actividades con Delcy en Madrid. ¿Y por qué Pedro volvió a aforar a Ábalos en las listas del PSOE el año pasado, si ya sabía todo eso? También lo sospechamos: para engrasar la omertá de su viejo amigo.

El problema es que después de la investigación de la UCO y de la declaración de Aldama, el silencio ya no protege a Ábalos. Hoy él está intentando refutar las acusaciones del conseguidor con el que tanto viajó y tanto negoció y a quien firmó un contrato inmobiliario para un piso de lujo de dos milloncetes de euros, aunque el sueldo de ministro no da para tanto. El problema de José Luis es que la Guardia Civil tiene ya muchas pruebas contra él, y las que faltan, si es que hacen falta más, están en su teléfono, que le será requisado cuando fructifique el suplicatorio allá por el mes de febrero.

Así que el compañero José Luis, el cofundador del sanchismo, tiene la declaración de hoy para intentar convencer al magistrado del Supremo de que todo es mentira y de que no curse el suplicatorio que iniciará su procesamiento. Pero las pruebas son tan abrumadoras en su contra que ya ni siquiera María Jesús Montero, gran aficionada a las barbacoas, se atreve a poner la mano en el fuego por su antiguo camarada del Consejo de Ministros. A Ábalos, al tipo que defendió la moción de

censura de Pedro en aras de la regeneración democrática, se le imputan delitos de organización criminal, tráfico de influencias, cohecho y malversación de caudales públicos. Por bastante menos que eso cayó el gobierno socialista portugués. Pero el socialismo español es más tropical que ibérico: Pedro prefiere culpar a los jueces y seguir huyendo hacia delante.