"La fase terminal del sanchismo está arrancando todas las caretas. Ya no hay disimulo"

Jorge Bustos pone el foco en el cambio que ha hecho el Gobierno por decreto para la renovación del Consejo de Administración de RTVE, entre otras cuestiones

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Es la una, las doce en Canarias.

Pedro Sánchez se ve a sí mismo como un señor feudal con derecho de pernada en cada institución, organismo o ente público a su alcance. Solo así se explica el obsceno asalto a Radio Televisión Española, ese mastodonte audiovisual que pagamos todos con nuestros impuestos para que blanqueen cada día al jefe y a sus socios y para que un puñado de amiguitos del PSOE, con sus productoras y sus negocios, se lo lleven crudo mientras mande Pedro. Esto también es corrupción.

Mira, la radiotelevisión pública ha sido objeto de deseo y de control de todos los gobiernos, centrales y autonómicos. 

Sin llegar a convertirse en canales de xenofobia y de apoyo a un golpe de Estado, que a ese nivel solo ha llegado la catalana TV3 durante el procés, aquí cada cual ha tratado de colocar a los suyos y de imponer su línea editorial en cuanto llegaba al poder. Yo mismo era tertuliano del canal 24 horas hasta que alguien en Moncloa, o sea, en la dirección de la tele pública, decidió que mis críticas eran demasiado explícitas. Qué se le va a hacer, son gajes del oficio. 

Pero lo que acaba de hacer Sánchez es sustancialmente distinto. No es comparable a nada anterior, y esto ya es habitual en Sánchez: el presidente de las primeras veces, y todas malas. 

Lo que acaba de hacer por decreto es cambiar el sistema de elección de los consejeros que dirigen Radio Televisión Española para poder controlarla por completo y repartirse el botín con los partidos extremistas y separatistas. 

      
             
      

Que esto son enemigos de España salvo para quedarse con el dinero de los españoles. Para eso no.

La fase terminal del sanchismo está arrancando todas las caretas. Ya no hay disimulo. Para lo que les queda en el convento, deben de pensar, vamos a llevarnos hasta la grifería del baño. 

Porque solo hay dos hipótesis para explicar esta mentalidad de saqueo: o ven cercano el fin y tratan de acopiar todos los puestos y todo el dinero público que puedan; o de verdad han decidido que la alternancia democrática está bloqueada en España, y que el sanchismo durará décadas. La primera opción es miserable, la segunda es siniestra.

      
             
      

Porque a no ser que instaure una dictadura en el corazón de Europa, el PSOE será desalojado más pronto que tarde del poder. Y entonces no tendrán ninguna autoridad para suplicar al PP que despolitice Televisión Española. Ni tampoco el CIS, ni la Fiscalía, ni el Tribunal Constitucional, ni Correos, ni el Banco de España ni tantas otras empresas públicas petadas de peones de Pedro. Qué pena que la izquierda española haga con esta democracia todo lo que teme que haga la derecha, solo que antes y peor.

Por cierto, el ministro López, al que no debemos confundir con el portavoz López, ha defendido esta cacicada caraqueña como una apuesta por el pluralismo. 

Ministro López, por favor: saquead cuanto queráis mientras podáis, pero no insultéis nuestra inteligencia. Pluralismo no es repartir el botín entre más partidos de la misma mayoría Frankenstein, sino restablecer el consenso entre izquierda y derecha en los grandes asuntos y organismos del Estado. Ese consenso que vosotros habéis liquidado por seguir a un autócrata vocacional y por la efímera gloria de vuestros carguitos. Ese consenso habrá que restaurarlo. Pero eso será con otra izquierda, con una socialdemocracia reconocible. A vosotros hay que echaros.