"Nos gobierna una mezcla de habitación del pánico y camarote de los hermanos Marx"

Qué tal, soy Jorge Bustos, bienvenido al mediodía de este jueves de bloqueo parlamentario. Vengo hoy del Congreso y hay bastante lío montado. Pero no lío entre el Gobierno y la oposición, que eso sería lo normal: lío entre el Gobierno y los socios del Gobierno.

Claro, es lo que pasa cuando te empeñas en gobernar habiendo perdido las elecciones y juntando pedazos del Frankenstein que son cada vez más incompatibles entre sí. Al pobre monstruo le está dando un fallo multiorgánico por el rechazo entre sus órganos. 

Junts y Esquerra se detestan, PNV y Bildu se desprecian, Sumar y Podemos se odian. Lo único que les une a todos es el rechazo a que gobierne la derecha, por eso nunca van a apoyar una moción de censura que eche a Sánchez y entronice al PP. Pero no están de acuerdo en nada más. Y así, claro, no se puede legislar.

Hoy le he escuchado a Míriam Nogueras advertir de que Junts no va de farol. Que se sienten engañados por Sánchez y que por eso exigen una cuestión de confianza, a la que Pedro no se quiere someter ni loco. 

Y como Junts lo sabe, han dado un paso más: se han unido al PP para apoyar un alivio en la tarifa eléctrica; es decir, una rebaja fiscal en la que están de acuerdo los partidos de la derecha nacional y de la derecha nacionalista, pero que rechazan el PSOE y Sumar, claro. 

Así que el Gobierno ha ordenado paralizar esa votación, para no perderla, y para no aliviarnos el bolsillo a los contribuyentes, y para que no se visualice una alternativa parlamentaria a la mayoría de investidura. Pero es que esa alternativa la votaron los españoles: en el Congreso hay hoy más diputados de derechas que de izquierdas.

mpuestazo a las energéticas

Pero además está la cuestión del impuestazo a las energéticas. María Jesús Montero desplegó en esa negociación de su plan fiscal, que es un plan cubista donde nada encaja, una estrategia delirante. Una estafa. 

Prometió a Podemos que mantendría el impuestazo y prometió a Junts que lo derogaría. Todo a la vez. Y claro, todos se sienten engañados. Veremos qué pasa y qué votan Podemos y Junts cuando la votación de ese impuestazo vuelva al Congreso. El PNV directamente ni ha acudido a la reunión: ya ha dicho que él vota no, que para eso es el partido de la patronal vasca.

Con estos precedentes, te puedes imaginar cómo va a ser la negociación de los presupuestos generales del Estado. Igual es más fácil redactar la Constitución siria. Porque Puigdemont lo pide todo a cambio de sus siete votos: pide catalán oficial en Europa, transferencias íntegras en inmigración, financiación singular por cupo, condonación de la deuda de Cataluña con el Fondo de Liquidez Autonómica y a lo mejor un calendario para el referéndum. Y a lo mejor una romería de Pedro a Waterloo de rodillas.

Pero este es el precio de aquel grito en la noche de julio del año pasado: “Somos más”. Nunca fuisteis más, Pedro. Eso no es una mayoría de legislatura. Eso es un amontonamiento de siglas incompatibles entre sí: incompatibles además con la idea constitucional de España. Nos gobierna una mezcla de habitación del pánico y camarote de los hermanos Marx.