"Si lo que pretende Pedro con la visita blindada a Valencia es contrarrestar la imagen de cobardía, me temo que no le va a funcionar"

Pedro Sánchez ha vuelto a Valencia, tres meses después de que saliera huyendo de Paiporta. No es que vuelva porque ha detectado que su imagen ha mejorado decisivamente en las zonas afectadas por la dana: si vuelve es porque vuelve encapsulado. No va a pisar una sola calle de un solo municipio afectado por la riada. Se va a reunir a puerta cerrada con alcaldes, y va a viajar oportunamente flanqueado por un séquito de vicepresidentas y ministros. Lo que se dice un líder valiente y popular, vamos. Por la tarde se meterá en un cuartel, aprovechándose de la discreción proverbial de nuestros militares, que tienen el deber de obedecer y callarse sus opiniones personales sobre por ejemplo las condiciones en las que viven y duermen en tiendas de campaña mientras limpian y reconstruyen Valencia.

Si lo que pretende Pedro hoy con esta visita blindada a Valencia es contrarrestar la imagen de cobardía y de abandono que le persigue desde que huyó de Paiporta, me temo que no le va a funcionar. De aquella fuga en contraste con el coraje del Rey y de la Reina, ya no se vuelve; y de aquellas palabras (“si necesitan recursos que los pidan”) tampoco se vuelve. La imagen de Carlos Mazón es muy mala entre los valencianos: esto es absolutamente cierto, y en buena medida es la imagen que se merece por su torpeza y por su incompetencia, y por no haber reconocido humildemente sus errores y no haber pedido cuando debía el estado de emergencia. Pero la imagen de Mazón es idílica comparado con la que una mayoría de valencianos tiene de Pedro Sánchez. La convicción de que Moncloa jugó a dilatar la ayuda por cálculo partidista, para erosionar a Mazón, es imborrable. Y lo es porque encaja con los hechos y con la trayectoria de una estratega de la división como Pedro Sánchez.

La responsabilidad de aprobar las medidas es del Gobierno, no de la oposición"

Jorge Bustos

Copresentador de 'Mediodía COPE'

Pero además hoy el presidente llega a Valencia con el fracaso parlamentario de ayer aún reciente. Entre las medidas que decayeron se encuentran las ayudas a las zonas afectadas por la dana. Y la intención del Gobierno es culpar de su fracaso de ayer a la desalmada oposición, que no quiere ayudar a los valencianos ni a los pensionistas. Pero me temo que tampoco esta burda estrategia le va a funcionar. Porque la gente no es imbécil, aunque los propagandistas de Pedro la tome como tal. La gente sabe que en una democracia parlamentaria la responsabilidad de aprobar medidas es del Gobierno, no de la oposición. La gente sabe que Pedro quedó segundo en las elecciones, pero se empeñó en formar gobierno poniéndose en manos de un fugado inestable y antiespañol como Puigdemont porque tiene pánico a perder el poder. Y la gente sabe que mezclar en un mismo decreto la subida de las pensiones, el palacete del PNV en París, las ayudas al transporte y las subidas del IVA a los alimentos es una chapuza y un chantaje al resto de grupos que no tiene un pase. Si has perdido la mayoría para gobernar es tu problema, Pedro. Les ha pasado a otros presidentes europeos, como al alemán Scholz, y lo que hacen cuando les pasa eso es que convocan elecciones.

O el Gobierno aprende a pedir ayuda con humildad a Feijóo o se arrodilla ante Puigdemont. Pero esta soberbia de abusar del decretazo tutti frutti para chantajear al Congreso de los Diputados se ha terminado. La realidad es que Pedro ha perdido la mayoría parlamentaria, como demuestra la derrota de ayer en las Cortes; y el hecho de que hoy tenga que viajar encapsulado a Valencia prueba que también ha perdido la mayoría social.