"Sánchez no quiere hablar de Aldama ni siquiera para mentir"

El codirector de 'Mediodía COPE' se refiere a la presencia de Aldama en el el caso Koldo

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Esta mañana Fernando Grande-Marlaska ha respondido a la pregunta que su jefe no quiere responder. El ministro del Interior ha afirmado en el Senado que jamás se reunió con Koldo ni con Aldama y que nunca sospechó de las actividades de su compañero de gabinete e inminente imputado por el Supremo, José Luis Ábalos. Marlaska estará mintiendo o no, eso con suerte lo determinarán los agentes de la UCO y los jueces, pero ha respondido. Es Pedro Sánchez el que se niega a contestar cuando los periodistas o el jefe de la oposición le preguntan si él o su mujer se reunieron -y cuántas veces- con Víctor de Aldama, nexo corruptor de la trama según los investigadores, que actualmente se encuentra en prisión sin fianza.

Sánchez no quiere hablar de Aldama ni siquiera para mentir. Aldama es como mentarle la bicha al matrimonio Sánchez-Gómez. El problema es que esa bicha aparece en todos los escenarios sospechosos de corrupción y tráfico de influencias que cercan a este Gobierno, empezando por su Número Uno. Aldama estaba con Delcy en Barajas; Aldama montó un chiringuito con Javier Hidalgo para patrocinar el África Center de Begoña Gómez; Aldama le puso el piso a Jessica, la amante de Ábalos colocada con sueldo público en una empresa del ministerio; Aldama le puso chalé al entonces ministro y número dos del PSOE; Aldama celebró eufórico la velocidad y la cuantía del rescate de Air Europa ordenado por Pedro el mismo día en que Begoña se reunió con Javier Hidalgo. Aldama, Aldama, Aldama. Repita conmigo, señor Sánchez: Al-da-ma.

Pero nada. No hay manera. Le preguntan y cambia de tema. Ni siquiera quiere mentir, porque sabe que mentir en asuntos judicializados es peligroso. De Koldo no puede negar que lo conocía, porque le custodió los avales de sus primarias y porque lo puso como ejemplo para la militancia en aquel afamado primer tomo de sus memorias de resistencia, escritos por otra persona, igual que su tesis doctoral. Pero lo que queremos saber, y lo preguntaremos todas las veces que haga falta, es por qué el encarcelado cabecilla de una organización criminal con 70 millones en el extranjero se refiere al presidente del Gobierno de España como “el Número Uno”. 

Y por qué el juez de la Audiencia Nacional que investiga sus mensajes acaba de certificar que Ábalos tenía un “papel principal” en esa organización criminal instalada como un alien dentro del PSOE. Y por qué el rescate de Air Europa se decidió mucho más rápido que cualquier otro. Y queremos saber también, señor Marlaska, por qué esconde usted al Senado español las actas policiales del aterrizaje de Delcy Rodríguez en Barajas.

Queremos saber muchas cosas. Y si hay justicia en España, las acabaremos sabiendo.