Pilar García Muñiz, sobre La Palma: “Luchan contra ceniza y lava para salvar su modo de vida"

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Este día que viene con dos intensos focos judiciales. En Zaragoza ha prestado declaración la ex ministra de Exteriores, Arancha González Laya, para explicar por qué el líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, entró en España sin pasar controles y aclarar quién dio la orden para que así fuera.

A 1.200 kilómetros de distancia de Zaragoza está la isla de Cerdeña, en Italia. Otro de los focos judiciales del día. Allí, en la localidad de Sassari, una jueza toma declaración al ex presidente catalán Carles Puigdemont. Esta magistrada tiene que decidir si le extradita a España o le deja en libertad. Se aceptan apuestas, pero ahora mismo, según la opinión de los expertos, la segunda opción que implica ver a Puigdemont libre como el viento tiene más opciones que la primera.

Donde hay pocas opciones más allá de la resignación y la resistencia es en la Isla de la Palma. Lejos de amainar, la tormenta de ceniza y magma del Volcán de Cumbre Vieja ha aumentado en intensidad este fin de semana. La lava afecta ya a unas 400 hectáreas y el delta marino que ha formado en su caída al mar, esa fajana, ocupa una superficie de casi 30. Como si se hubiera formado una isla juntando 30 campos de fútbol y lo que queda. Esa “isla baja” se está formando emitiendo una buena cantidad de gases que este fin de semana han empeorado calidad del aire con lo que se decidió el desalojo del personal científico y de emergencias.

Por ahora el suministro eléctrico y de telecomunicaciones opera con relativa normalidad en La Palma. Casi un milagro con la que está cayendo, literalmente. No así el abastecimiento de agua potable y de riego, que se ha visto afectado en algunas localidades de El Paso y Los Llanos de Aridane. La lava se ha llevado por delante cualquier tubería que pillara en su camino. Esta falta de agua es otra piedra más en la mochila de problemas de los agricultores de la Palma. Quienes todavía tienen tierras de cultivo se enfrentan a la dificultad para llegar a sus cultivos y a toneladas de ceniza en grano.

Qué desesperación para esta gente. No luchan contra viento y marea, luchan contra ceniza y lava para salvar su modo de vida. Se espera que hoy lleguen a la Palma dos plantas desoladoras portátiles y se ha trasladado desde la península un buque cisterna con capacidad para 30.000 metros cúbicos que permitirá aumentar el caudal de agua para riego.