Pilar G. Muñiz: "El BBVA ha dicho al Sabadell: '¿Que no quieres taza? Pues taza y media'"

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Hacía mucho tiempo que no veíamos en el escenario empresarial español lo que hemos visto esta mañana. Ya no te cuento en el sector bancario donde desde hace décadas no asistíamos a una operación de “ espadas en alto” que siempre tienen las OPAS hostiles.

Esta mañana la ha lanzado el BBVA al Banco Sabadell para en el caso de prosperar conformar el segundo mayor banco español y el tercero a nivel europeo en cuanto a capitalización bursátil. Una OPA es una Oferta Pública de Adquisición por las acciones de la empresa sobre las que se lanza. El “pero” viene con el apellido “hostil”. Porque es una oferta que se hace para quedarte con una empresa que básicamente no está de acuerdo con esa operación.

Y ese “pero” tiene a su vez otros inconvenientes. Primero, porque no suele gustar a los reguladores que tradicionalmente suelen echar para atrás este tipo de operaciones. Segundo, porque todavía gustan menos si se trata de un sector, el financiero que se basa en la confianza y donde cualquier pequeña noticia puede desestabilizar a una pieza clave de nuestra economía. Y tercero, porque lo de ir por las malas no suele agradar a los accionistas de la empresa opada que lejos de ver en esto una oportunidad..pueden interpretarlo como amenaza.

Pero vayamos por partes. Lo primero es explicar cómo hemos llegado hasta aquí. El BBVA lanza una oferta que la entidad catalana rechaza este mismo lunes y de forma, digamos, un cierto altiva.

Lo normal, lo que todo el mundo esperaba era que el BBVA mejorase su oferta pero tras el rechazo del Sabadell ha empleado aquello de “no querías taza..pues taza y media”. Y ha presentado además el mismo precio de compra en forma de OPA hostil. Basicamente consiste en decirle a los accionistas del banco catalán te cambio 4,83 acciones de tu banco por 1 acción del BBVA.

Ahora serán los propios accionistas del banco los que decidan si aceptan esa oferta. Si el Gobierno les deja, claro. En caso de que que saliera adelante, los clientes pueden estar tranquilos porque nada cambiaría en sus hipotecas, préstamos o condiciones sobre la contratado. Como mucho el número de cuenta o la oficina, vaya, pero para el banco, sobre todo para el adquirido. Sí cambiarían cosas, desde reestructuraciones de personal, cambio de sillones de caras.

Sea lo que sea que ocurra a nivel interno, un banco no es una ferretería y ya digo que tradicionalmente estas operaciones nunca están bien vistas por los reguladores. A ver qué dice la Comision Nacional de la Competencia, la CNMV o el propio banco de España. A todos les va a escuchar el Gobierno quien hoy recuerda en palabras del ministro de Economía, Carlos Cuerpo, que son los que tienen la última palabra.

De momento ya han dejado claro que se oponen. No es desde luego un buen comienzo para que la operación prospere y sea un éxito.