Pilar García Muñiz: "El mar, tan hermoso como impredecible y peligroso e inmenso como la tragedia que deja"

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Galicia está hoy de Luto y son horas de angustia en la localidad pontevedresa de Marín a la espera de noticias. De más noticias. Son 11 los desaparecidos, 10 los fallecidos y 3 los marineros rescatados con vida en aguas de Terranova, frente a las costas de Canadá.

Este es el escenario de una nueva tragedia en el mar que esta vez lleva el nombre de “Villa de Pitanxo”, el buque del que se perdió el rastro en medio de una mala mar. De una mar que no perdona, que da muy pocas opciones con aguas que apenas llegan de máxima a los 2 grados de temperatura en esa zona del Atlántico.

Es ahí donde sigue la búsqueda los servicios de rescate con pocas novedades.

A las 5 y 25 minutos de la mañana, con el silencio de los sistemas de comunicación del pesquero comenzó está cuenta atrás. Desde entonces, a medida que crece la angustia se reduce la esperanza en Marín, el otro escenario de la tragedia a 3000 Kilómetros de distancia. Ya en tierra firme pero donde los corazones de la familiares zozobran en la tempestad del dolor y de la incertidumbre.

Familiares y amigos, por ejemplo, de Raúl González quien con 24 años se embarcó en el “Villa de Pitanxo” como alumno en prácticas con la intención de seguir los pasos de su padre como marinero. O Pedro Herrera, de 29 años, que esa misma madrugada se subió a ese barco tras despedirse de su mujer y de su bebé de menos de un año.

O el marinero de Loira, Ricardo Árias o Fernando González, que con 53 años y con dos hijos es uno de los mas experimentados del buque como José Antonio, procedente de Lepe. Es el segundo de abordo de 55 años, está casado y tiene dos hijos. Estaba a punto de retirarse porque los marineros, la gente del mar, se jubila a esas edades. Su sobrino, José Enrique, y toda su familia siguen a la espera de noticias.

Fernando y José Antonio son los veteranos solo por detras de Francisco de Pazo, el jefe de máquinas a punto de cumplir los 70 y de nuevo navegando en Terranova.

Como Samuel Kesi, natural de Ghana donde están su mujer y sus 5 hijos. Vino a España buscando una vida mejor para ellos, como hicieron sus compatriotas Edmon y Maikel y como hicieron también Martín, William, Miguel y Jonathan todos marineros procedentes de Perú. Todos embarcados en el “Villa de Pitanxo”.

Como estaba embarcado Francisco Manuel Navarro, un canario que trabaja como observador del Control del Instituto Español de Oceanografía.

Son algunos de los nombres que el destino unió en esa mañana del 27 de enero cuando embarcaron en el pesquero rumbo a las aguas de Terranova. A sus familias también les ha hecho protagonistas de la mayor tragedia marítima que se recuerda en España desde 1978.

Hoy la Linterna de COPE, con Ángel Expósito al frente, estará en Marín donde el reloj sigue marcando las horas a la espera de noticias aunque a estas familias se les haya parado el tiempo. Para ellos la pregunta ¿qué ha pasado? es ahora un complemento para tratar de dar respuestas a la desgracia que afrontan.

Y por ahora es una pregunta sin respuesta clara quizás un golpe de mar con olas de hasta 11 metros, una avería inoportuna, un iceberg en medio de una tormenta incontrolable. Simplemente el mar. Tan hermoso como impredecible y tan peligroso e inmenso como la tragedia que deja.

Cuando embarcaron aquella madrugada del 27 de enero se trataba de ganarse la vida en el mar, no de perderla. En días como este sería bueno recordar el sacrificio que hay detrás de determinados trabajos. Sólo lo podemos imaginar cuando conocemos realidades como está que hoy contamos.

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