Pilar G. Muñiz: "Ábalos, más resignado que nervioso, porque políticamente no tiene nada que perder"

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¿Te acuerdas del caso KOLDO? ¿esa presunta trama de cobro de comisiones por la gestión de contratos para la venta de mascarillas? El asunto está muy lejos de tener un carpetazo definitivo. Judicialmente, el sumario sigue siendo un océano de documentos sin que sepamos la profundidad.

Políticamente es un caso que afecta de lleno al PSOE porque esos contratos con comisiones, se consiguieron con administraciones que estaban gobernadas por el partido Socialista. El tal Koldo García habría hecho valer su cercanía con el ministro de Transportes y Secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos para abrirse todas las puertas necesarias. No en todos los sitios lo consiguió, pero sí hubo contratos en el Gobierno Balear, en el de Canarias y en organismos como Puertos del Estado.

Cuando apareció el nombre de Koldo, en el mundillo político todo el mundo sabía que Ábalos, implicado o no, no andaba lejos. Hay una presunción de inocencia a respetar pero su propio partido el PSOE le hizo dimitir y le suspendió de militancia. Aquello dejó muy claro que políticamente, el caso Koldo era el caso Ábalos.

Este caso es un filón para la oposición y por eso el PSOE despejó el balón de Ábalos de su tejado. Lo que no consiguió es despejarlo del escaño y hoy Ábalos ha acabado en una Comisión de Investigación en el Senado. Allí ha salido de todo y nada se ha salido del guión. Ábalos defiende su inocencia y no puede negar conocer a Koldo, pero dice no saber cómo ha conseguido su patrimonio.

En esta comisión ha salido hasta el viaje de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, a Barajas. Recuerda que fue recibida por Abalos, acompañado de Koldo y por allí estuvo también Víctor de Aldama, el empresario zamorano implicado en el supuesta trama. A pesar de todas las sombras y coincidencias, Ábalos dice que acudió a Barajas para evitar el que la vicepresidenta de Maduro entrara en Europa donde tenía el acceso vetado.

Ábalos ha estado más resignado que nervioso, como ese hombre que políticamente sabe que ya no tiene nada que perder. Ir a una comisión, por lo menos le sirve como oportunidad para dar su versión ante las cámaras y eso lo domina bien. La comisión no es más que un ensayo, un simulacro donde cualquier parecido con la realidad puede ser mera coincidencia.

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