Pilar G. Muñiz: "La costumbre de pegarse un tiro en el pie es algo de lo que no escapa ninguna sigla política"
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En todas las casas cuecen habas y en las sedes de los partidos políticos, también. Si no, mira cómo están las cosas en el Partido Popular de Madrid con el pulso que mantiene la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, con la dirección nacional para ocupar la presidencia regional del partido.
Esta costumbre de pegarse un tiro en el pie es algo de lo que no se escapa ninguna sigla política. Otro ejemplo lo tenemos en el sainete que sigue manteniendo el Gobierno de coalición a propósito de la reforma laboral. Derogar o no derogar, he ahí la cuestión.
Ahora bien, si se trata de desacuerdos, no hay un factor más influyente que el dinero. Estoy hablando de la financiación autonómica. El dinero que reciben las regiones por parte del Estado y que se rige por tres criterios: autonomía financiera, coordinación y solidaridad.
En España tenemos dos modelos: el régimen común y el régimen foral, que es propio del País Vasco y Navarro. Canarias, aunque está dentro del régimen común, tiene una consideración especial por su insularidad.
Podemos decir que cada reunión que se celebra de la financiación autonómica tiene siempre un mismo eslogan: "y de lo mío, ¿qué hay?", porque cada comunidad intenta obtener el máximo dinero posible para poder desarrollar sus políticas.
Esto se nota mucho, por ejemplo, en la Sanidad. Hay regiones que tienen una gran extensión, han perdido población y los ciudadanos han envejecido. Esto aumenta el gasto sanitario y, por ejempo, se necesita un servicio adecuado de ambulancias para el transporte de enfermos desde zonas rurales a centros hospitalarios. Este es un servicio caro que se sufraga con dinero autonómico.
Si ese servicio empieza a fallar, el primero que lo nota es el ciudadano, que además es el que vota en las elecciones. Es solo un ejemplo, pero este tipo de situaciones está provocando que surjan movimientos políticos vinculados a la despoblación.
También que los presidentes autonómicos hayan empezado a agruparse no tanto en función de la sigla política sino de la necesidad común. La constatación de todo esto es la propuesta que hizo Alberto Núñez Feijoó, el presidente del PP gallego, de reunir a las comunidades autónomas para hablar de financiación. El caso es que los presidentes del PSOE aceptaron la invitación y en la dirección socialista sonaron las alarmas.
La reunión de Feijoó se pospuso y hoy el PSOE reúne a sus barones para hacer un llamamiento a filas. Los aparatos de los grandes partidos son conscientes de la importancia de la financiación autonómica y no quieren perder el control. En este sentido, el PSOE lo tiene un poco más complicado ahora mismo por el coqueteo bilateral con la Generalitat y que no hace ninguna gracia al resto de presidentes, sean del signo que sean.