Pilar G. Muñiz: "El miércoles durante tres horas en España no hubo luz para todos"

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La verdad que a todos nos ha impactado leer esta mañana en la prensa que en la noche de este miércoles estuvimos a punto de irnos a negro, es decir, que estuvimos al borde del apagón. Luego, cuando uno se pone a mirar qué pasó, consulta con expertos y demás, se da cuenta de que no, de que estuvimos lejos de un gran apagón, pero que si no lo estuvimos, también te digo, es porque los mecanismos de contención funcionaron.

Lo que sí pasó es que durante tres horas en España no hubo luz para todos. Y fue la gran industria la que se apagó en parte para que ni tú ni yo nos diéramos cuenta en casa, para que este miércoles a las 9 y 14 minutos de la noche pudieras encender la vitro o el horno para la cena, enchufar el móvil o tomarte algo en el bar de la esquina como si nada.

Hay que decir que no toda la industria sufrió ese apagón. Sólo las que forman parte del Sistema de Respuesta de la Demanda. Este es un mecanismo más entre los muchos con los que cuenta Red Eléctrica precisamente para evitar apagones. Lo que hace es balancear al sistema y repartir esa energía para que no colapse donde más se la necesita.

Quien forma parte de este mecanismo no lo decide Red Eléctrica, por cierto. Se adjudica tras una subasta en la que las empresas interesadas se postulan para recibir un precio por megawatio hora a cambio de desenchufarse en parte en caso de que haga falta. De las que se presentan, el operador elige a las que mejor considera que van a hacerlo, por su rapidez y porque les genera menos trastorno.

Son en su mayoría grandes fábricas que tienen un altísimo consumo eléctrico pero cuya producción no se resiente demasiado porque se pare unas horas. A cambio reciben una compensación que no está ni mucho menos mal pagada. Estamos hablando de industria pesada, acerera, altos hornos y similares.

Rafael Riquelme es experto en mercados energéticos del colegio de ingenieros industriales de Madrid. El caso es que este seguro se activó. Y no lo hizo por una causa, se juntaron varios factores:

Por un lado, una menor producción eólica. Tú puedes más o menos predecir cuánto soplará el viento, pero realmente nunca llegas a dar en el clavo con la cifra. A esa menor producción de la eólica se le sumó una menor de hidráulica almacenada como consecuencia de menos lluvias en las últimas dos semanas. Por si fuera poco, había dos centrales nucleares que no estaban suministrando electricidad al operador por los bajos precios, no compensaba.

Y la gota que colmó el vaso fue una parada no programada en la central nuclear de Ascó I. Esto fue prácticamente a las 9 de la noche. Fue como el encender el horno cuando tienes el resto de electrodomésticos enchufados, ¿qué pasa? Pues que te saltan los plomos. La buena noticia es que como nos ocurre en casa es cuestión de apagar algo para que todo vuelva a la normalidad.

Lo que dicen los expertos es que ésto va a seguir sucediendo y cada vez más a menudo en el momento en que nuestro sistema cada vez es más verde y limpio proviene en mayor medida de fuentes renovables. Pero sí que nos hacen un llamamiento a la tranquilidad porque ya lo estamos viendo, los seguros funcionan.

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