Pilar G. Muñiz: "No veo el lado positivo en el anuncio de una reflexión como ésta"

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En este jueves 25 de abril. Primer día de reflexión de Pedro Sánchez antes de su comparecencia anunciada del lunes. La verdad es que no se habla de otra cosa. Es una situación inédita de muchísima incertidumbre en la que hay quinielas de todo tipo. Unas que apuestan a que Pedro Sánchez dimitirá y otras que no.

En la carta que mandó ayer por la tarde, Sánchez se muestra como un hombre enamorado que reacciona de una forma noble ante un ataque a su esposa sobre la que se ha abierto una investigación judicial por posible corrupción.

Sánchez nos viene a decir que está dispuesto a dejarlo todo para proteger a su familia y que están siendo objeto de una ataque personal injusto mientras se presenta como el paladín de la democracia frente a la amenaza de la ultraderecha. Vamos, prácticamente la imagen un héroe.

Por supuesto que Pedro Sánchez puede pensar lo que quiera, por supuesto que puede y debe intentar defenderse y también está en su derecho de reflexionar lo que le dé la gana y decidir si dimite o no. Lo que me resulta totalmente fuera de lugar es que publique a bombo y platillo que está pensando en dimitir y además lo plantee como una cuenta atrás. Porque esto no lo dice sólo Pedro Sánchez, el problema es que ésto lo dice también el Presidente del Gobierno.

Una decisión de ese calado, que puede afectar a la estabilidad de un país, puede meditarse perfectamente con discreción. Suspendes la agenda y reflexionas sobre tu futuro y el lunes ya anuncias lo que hayas decidido. Esta decisión como presidente del Gobierno va mucho más allá de lo personal.

No acabo de ver el lado positivo para el éste país de anunciar una reflexión como esta, si dimite o no. No sé dónde está el beneficio para el conjunto de ciudadanos pero sí se que se ha generado una incertidumbre innecesaria y quizás irresponsable.

Solo puedo entender la cuenta atrás en el afán de movilizar a los propios para unificar apoyos en un momento políticamente muy delicado para el presidente del Gobierno. Si Pedro Sánchez quiere hacerse querer, es una estrategia política personal pero lo hace sirviéndose de su condición pública. Una estrategia que se ha plasmado en un carta y con ella ha movido el foco de la investigación sobre su mujer hacia los jueces o la oposición.

Capítulo uno, de un serial que va a durar 5 días y en el que puede pasar de todo, a ver qué reacciones tenemos dentro y fuera de los partidos, en la calle. Quedan 4 días para conocer el final de esta escenificación que podríamos titular como “La crónica de una dimisión anunciada o no.”

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