Así viven los presos españoles la Navidad en las cárceles extranjeras: “Nunca se duerme tranquilo”

En 'Mediodía COPE' han hablado con las familias de las personas que viven estos días tan señalados entre rejas

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Así viven los presos españoles la Navidad en las cárceles extranjeras: “Nunca se duerme tranquilo”

Redacción Mediodía

Publicado el - Actualizado

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Alrededor del mundo, hay más de 875 presos españoles que que cayeron en la trampa de traficar con drogas. Casi 1.300 km separan la mesa de navidad de la familia de Kiko, de la cárcel parisina en la que este madrileño de 58 años pasó 15 meses, en plena pandemia. ¿El motivo? El más habitual en estos casos.

Un control policial en un aeropuerto, en París en este caso, sirvió para descubrir la droga que Kiko traía desde Kenia. Era septiembre de 2020. Él iba camino de Amsterdam. y en aquel trasbordo comenzó su calvario y el de su familia. “No queríamos dejar de oírle”, explica Marta, su hermana. “Al final se alargó y no le fuimos a ver”, añade.

Además de ser su hermana, Marta también fue la principal interlocutora de Kiko durante el tiempo de prisión. Le hicieron un juicio rápido, con 2 años de condena como resultado. ¿Y entonces, cómo actuar? “De esto que te bloqueas”, reconoce su hermana. Eso, la falta de ayuda inicial es lo que más echan en falta las familias de los presos españoles en el extranjero. Ahora mismo, son 875.

Marta por ejemplo nos cuenta lo difícil que fue hacerle llegar ropa a su hermano, dinero o incluso un pequeño diccionario para poder entender algo de francés en prisión. ¿Su salvación? Un abogado francés, Alexander, que le ayudó de manera desinteresada.

Al tema de la ayuda volvemos enseguida pero, ahora que Kiko ya ha salido de prisión y que sobrevive en Madrid con un subsidio de apenas 400 euros. Tanto él como su familia intentan pasar página y borrar aquellos meses. Marta detalla que “no se toca mucho el tema, te avergüenza”. Ellos han procurado “no decirlo a nadie” de su entorno. Todo ello para evitar lo que le ha ocurrido. “Los amigos le dan un poco de lado”, confiesa.

Kiko era un hombre corriente con más de 20 años de experiencia laboral. Amante de la música, muy dispuesto a ayudar a los demás. Afable, pero con una mala decisión en un mal momento.

“Yo era carpintero y la gente no te da trabajo”, dice otro preso. “Me quedé embarazada”, cuenta otra condenada. Son casos reales, todos ellos recogidos en el documental 'Mula'. Un proyecto con el que la fundación Abogacía Española intenta concienciar de que ese dinero fácil, el del tráfico de drogas, nunca es la solución.

“Yo conozco personas que haces un viaje, te dan diez mil euros y tienes que traer cocaína para acá”, apunta la traficante. Y añade: “era ignorante en ese momento”.

Quizá la parte más dura de todas estas historias, es conocer cómo además de haber sido engañados en su desesperación, todas estas personas fueron también traicionadas.

A Pedro Romero, que contaba su historia en Herrera en Cope, le pillaron en Colombia. Supo que iba a acabar en la cárcel sólo unas horas antes del vuelo a España que nunca cogió. Su intermediario en Bogotá le dijo que las cosas ”no siempre salen bien”. Había sido utilizado como señuelo para la policía colombiana.

Acabó en “La Modelo”, una de las peores prisiones del mundo. 10.000 presos hacinados, corrupción y extorsión, fueron su día a día, durante más de 3 años. “Allí se puede conseguir todo”, describe Pedro. En la cárcel se movía “dinero, armas, prostitutas”. “Allí tranquilo no se duerme nunca”, apostilla. Pero aclara que si “pagas una cuota para que la guardia no se meta por la noche para registrar”, puedes respirar algo más.

Con todo, Pedro, que ya está de vuelta e incluso recogió su historia en un libro, da gracias por seguir vivo. Para muchos de estos presos en el extranjero, poder volver a España, aunque sea a la cárcel, es como vivir el cielo en la tierra.

En el programa Restauravidas, que nació en octubre del 2019 en colaboración con la Fundación Abogacía, buscan precisamente ayudar a todos estos presos españoles en el extranjero. Es crucial la ayuda legal, el asesoramiento, pero sobre todo, lo más importante es ayudarles en el proceso de sanación.

Y ahí, son fundamentales sus familias. La aceptación de su entorno, pese a los errores que hayan podido cometer.

Nos cuentan por ejemplo, que ahí es especialmente traumático el caso de las mujeres. Son minoría, sí, entre la población española presa en el extranjero. Pero cuándo llegan a ese punto, en muchos casos, lo hacen ya por falta de cualquier apoyo o lazo familiar o social. En situación casi de total abandono.

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