Madrid - Publicado el - Actualizado
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La historia la contaba Sara en su cuenta de Twitter. Relataba cómo ella y otras voluntarias habían ido a celebrar el fin de curso con sus chicos con discapacidad intelectual a un karaoke de la localidad madrileña de Móstoles.
Todo iba fenomenal hasta que una de las voluntarias salió a tomar el aire y escuchó al dueño del local advertir a otros clientes. Les decía textualmente, -como consta en la reclamación que han interpuesto-, “id con cuidado porque el local está lleno de subnormales”. La voluntaria le contestó al dueño que “las personas a las que se refería se comportan perfectamente”. Pero la cosa no quedó ahí.
En los siguientes minutos, el dueño preguntó a las voluntarias en varias ocasiones que cuándo pensaban irse. No contento con eso les espetó “¡quiero saber cuando se van a ir los tontitos!”.
En ese momento los chicos se dieron cuenta de lo que pasaba y se tensó la situación. Una de las voluntarias le dijo al dueño que no se preocupara que esto se solucionaba llamando a la policía.
Mientras llegaban los agentes, el dueño del karaoke empezó a gritarles dentro del local y se dirigió a las voluntarias de esta forma: “si fuerais hombres os partía la cara a puñetazos”.
¿Qué alega el dueño? pues que todo es mentira. En cualquier caso, un caso reciente y muy parecido vivieron en Lleida y allí la falta de educación inclusiva le salió cara al dueño de un pub.