El aviso de una meteoróloga con el futuro en España sobre fenómenos como la última DANA: "Eventos de este tipo"
Mar Gómez señala a Carlos Moreno 'El Pulpo' que situaciones como la que ha provocado la tragedia sobre puntos como Valencia o Castilla-La Mancha se puede repetir
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En Poniendo las Calles, la meteoróloga Mar Gómez compartió su análisis sobre las intensas lluvias que se desataron en España, causadas por una DANA. Tras la tragedia vivida en diversas regiones como Valencia y Castilla-La Mancha, Gómez hizo un importante llamado de atención acerca de la creciente recurrencia de estos fenómenos meteorológicos extremos, y cómo podrían volverse más frecuentes en el futuro debido al cambio climático.
Gómez explicó que una DANA es, básicamente, una borrasca aislada que se desplaza por la atmósfera con aire frío en su interior, generando un desequilibrio que favorece la formación de tormentas intensas. En este caso, los vientos provenientes del Mediterráneo, un mar que se encuentra más cálido de lo habitual, fueron los encargados de cargar la atmósfera de humedad, lo que incrementó la intensidad de las lluvias. La orografía de la zona, con las sierras del interior de Valencia, favoreció que la tormenta se quedara estancada durante varios días, con efectos devastadores.
Para Gómez, la tragedia que azotó España durante la última DANA no es un evento aislado, sino un indicador de la evolución de un fenómeno cada vez más frecuente y destructivo. La meteoróloga señaló que, si bien el número de estas tormentas era de aproximadamente 20-25 por año en Europa durante la segunda mitad del siglo XX, en la actualidad se contabilizan entre 35 y 40. Este aumento no solo refleja una mayor incidencia de estos fenómenos, sino que también incrementa la probabilidad de que provoquen graves daños, sobre todo en zonas como el Mediterráneo, donde las aguas están más calientes que nunca.
Este aumento de las temperaturas en el mar Mediterráneo, que ha subido más de un grado y medio en los últimos 40 años, está teniendo efectos dramáticos sobre la atmósfera. Gómez explicó que el mar Mediterráneo se calienta un 20% más rápido que el resto de los mares del mundo, lo que actúa como un "combustible extra" que potencia las tormentas. Cuando este aire cálido se encuentra con una masa de aire frío, se generan inestabilidades atmosféricas que favorecen la formación de tormentas más poderosas y destructivas.
El aviso de una meteoróloga
Sin embargo, lo que más preocupa a los expertos, según Gómez, es la falta de preparación ante estos fenómenos. La meteoróloga resaltó que, aunque las alertas fueron emitidas con antelación por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la gestión de las catástrofes sigue siendo un punto débil.
Gómez remarcó que, a pesar de los esfuerzos por informar a la población, la forma en que se transmiten estos avisos no siempre es clara. Los ciudadanos no siempre comprenden la gravedad de una alerta de nivel rojo, lo que puede llevar a una falta de acción frente a los riesgos.
La experta concluyó con una reflexión fundamental: "Los fenómenos meteorológicos extremos, como las DANA, van a ser cada vez más comunes", dijo. Sin embargo, añadió que, aunque no se puede evitar el cambio climático ni la intensificación de estos fenómenos, sí se puede trabajar en mejorar la preparación y la respuesta ante ellos. Por ello, hizo un llamado a la ciudadanía y a las autoridades para reforzar las medidas de prevención y gestión de riesgos.
A largo plazo, según Gómez, será necesario replantear la planificación urbana y territorial en muchas zonas de España, sobre todo en áreas vulnerables a inundaciones. También, destacó la importancia de una mejor comunicación de los riesgos meteorológicos, de manera que los ciudadanos puedan entender claramente qué acciones tomar ante un evento de este tipo.
el futuro en España
En resumen, la intervención de Mar Gómez subraya una triste realidad: el futuro de los fenómenos meteorológicos en España estará marcado por episodios cada vez más frecuentes e intensos, que desafiarán tanto a las autoridades como a los ciudadanos.
No obstante, con un enfoque más proactivo en la prevención y la educación, la sociedad española podrá afrontar de manera más efectiva estos desafíos climáticos.