Un capitán de la Guardia Civil explica por qué no despliegan más personal por la DANA: "Hay distintas etapas"

David García, jefe de la Unidad Cinológica, explica a Carlos Moreno 'El Pulpo' las razones detrás de la situación que denuncian vecinos de las zonas afectadas de la península

José Manuel Nieto

Publicado el

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En medio de la devastación causada por una DANA que ha afectado gravemente a varias regiones de España, el capitán David García, jefe de la Unidad Cinológica de la Guardia Civil, explicó en Poniendo las Calles por qué no se puede desplegar más personal en las áreas afectadas, a pesar de la creciente preocupación y demandas de los vecinos.

Durante la conversación con Carlos Moreno 'El Pulpo', García comenzó compartiendo el estado emocional del cuerpo y la ciudadanía. “Con una sensación de agobio y una inquietud y una conmoción brutal”, describió. Este sentimiento no solo se percibe en los ciudadanos que han sufrido las consecuencias del desastre natural, sino también entre los miembros de la Guardia Civil, quienes están comprometidos en labores de rescate y apoyo.

García informó que en la actualidad la Guardia Civil tiene unidades desplegadas en las provincias de Albacete y Valencia, realizando labores de búsqueda de personas desaparecidas y apoyo a las comunidades afectadas. Con un equipo de seis perros y ocho guardias civiles, la unidad está centrada principalmente en la zona de Valencia, donde han tenido que lidiar con el difícil terreno, lleno de sedimentos y obstáculos. "El terreno es muy angosto, lleno de lodo y árboles", enfatizó, lo que complica la búsqueda.

Uno de los puntos clave que García destacó fue la fase en la que se encuentra la operación. En su explicación, dejó claro que hay diferentes etapas en la respuesta a una catástrofe. En este momento, el enfoque principal es la recuperación de personas fallecidas, lo que requiere un delicado equilibrio para no dañar posibles cuerpos atrapados. "Antes de meter maquinaria pesada que pueda, de alguna manera, dañar esos cuerpos, necesitamos verificar todos los vehículos y recovecos", aclaró.

Este enfoque estratégico explica por qué puede parecer que hay un despliegue limitado de efectivos en las calles, algo que ha generado críticas y preocupaciones entre los vecinos. “A lo mejor sí que da la sensación que las calles están un poco vacías”, admitió García, pero subrayó que este es un procedimiento normal en las primeras etapas de respuesta a emergencias.

Además, García también se refirió a las dificultades que enfrenta el equipo en el terreno. La situación es emocionalmente cargada, con familias angustiadas por la incertidumbre de sus seres queridos desaparecidos.

      
             
      

La Guardia Civil, al igual que otros cuerpos de seguridad, siente la presión de ofrecer respuestas rápidas en medio del dolor y la desesperación de la población. “La ciudadanía está en un estado de crispación... tenemos la necesidad de empezar a construir y de ver cómo está todo”, expresó.

El capitán también abordó las preocupaciones sobre los robos y hurtos que han surgido en medio de la crisis. Aunque algunos actos pueden entenderse como un intento de satisfacer necesidades básicas, los hurtos de objetos de valor son un abuso de la situación. “La criminalidad no desaparece”, dijo, resaltando la importancia de proteger a las comunidades vulnerables en estos momentos difíciles.

Finalmente, García hizo un llamado a la confianza en las fuerzas de seguridad, destacando la colaboración entre diversas instituciones. “Estamos todos a una”, aseguró, enfatizando el compromiso de la Guardia Civil y otras organizaciones para encontrar y ayudar a las personas afectadas.

      
             
      

La situación actual es un recordatorio de la complejidad de manejar emergencias de esta magnitud. Aunque las críticas sobre la falta de personal son comprensibles, la explicación del capitán García resalta la necesidad de un enfoque ordenado y efectivo, priorizando la seguridad y el respeto hacia aquellos que han perdido tanto en esta catástrofe. La labor de la Guardia Civil, aunque a veces imperceptible, es vital en el proceso de recuperación y sanación de las comunidades afectadas.