Cinco desconocidos se juntan en un bar de Vigo para jugar y meses después viajan a Corea con un objetivo: "Por España"

Aitor Rodríguez le cuenta a Carlos Moreno 'El Pulpo' la historia que vive con Juanillo Calvo, David Figueroa, Víctor Otero y Rubén Orozco gracias a los dardos

José Manuel Nieto

Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

En una pequeña cafetería en el barrio vigués de Balaídos, cinco hombres que compartían una misma pasión se reunieron para formar un equipo de dardos. Lo que comenzó como una simple afición de fines de semana, donde competían en torneos locales y se conocían entre risas y lanzamientos certeros, se transformó en una oportunidad única para representar a España en el Mundial de Dardos en Seúl (Corea del Sur). Esta es la historia de "The Vikings", un equipo que, sin apenas tiempo de preparación, ha conquistado a propios y extraños con su espíritu de lucha y su destreza con los dardos.

Aitor Rodríguez, capitán y portavoz del equipo, cuenta cómo todo comenzó: "Nos conocimos en campeonatos locales, competíamos de vez en cuando entre amigos. Un día decidimos juntar nuestras fuerzas para formar un equipo competitivo y, sin pensarlo mucho, nos clasificamos para el Campeonato de España en A Coruña. Fue allí donde nuestro sueño empezó a tomar forma". Sin embargo, lo que parecía un simple evento local pronto se convertiría en un logro histórico.

La competición nacional en A Coruña reunió a más de 2.500 participantes. Aunque "The Vikings" eran un equipo nuevo, sin una estructura profesional ni años de experiencia en competiciones de gran calado, se alzaron con la victoria en la categoría Máster, la más exigente del evento. "Fue una sensación indescriptible", afirma Rodríguez. "Al principio no sabíamos muy bien qué nos iba a deparar la competición, pero lo dimos todo y lo conseguimos".

Facebook

The Vikings con el premio del Campeonato de España de Dardos

La categoría Master, en la que compitieron, es la cúspide del mundo de los dardos. En ella, se enfrentan los mejores jugadores de todo el mundo, y el nivel de exigencia es brutal. "En esta categoría, el nivel es altísimo. Cada tiro cuenta y los márgenes de error son mínimos", explica Aitor. "Es como pasar de jugar en un parque a hacerlo en un estadio profesional, la presión es mayor, pero también lo es la satisfacción al conseguirlo".

Cinco desconocidos se juntan en un bar de Vigo

El equipo está formado por cinco jugadores con perfiles muy distintos pero unidos por una misma pasión. Aparte de Aitor, en el equipo se encuentran Juanillo Calvo, David Figueroa, Víctor Otero y Rubén Orozco, quienes, a pesar de ser originarios de sectores tan dispares como la automoción, la construcción o la seguridad, han encontrado en los dardos una forma de escapar de la rutina diaria. "Es un hobby, sí, pero para muchos de nosotros ya es una pasión", comenta Aitor. "Es increíble cómo algo tan simple como lanzar dardos puede unirnos de esta manera".

Uno de los aspectos que más destaca en su relato es cómo, pese a ser un equipo relativamente nuevo, han logrado compenetrarse rápidamente. "Nos conocimos en competiciones locales y decidimos formar el equipo con los mejores jugadores que conocíamos", señala Aitor. "Algunos de nosotros ya teníamos experiencia en competiciones importantes, como Rubén y Juanillo, quienes han sido campeones de España y han jugado en mundiales individuales y por parejas".

      
             
      

La idea de profesionalizarse en el mundo de los dardos en España no es algo fácil, ya que este deporte aún no cuenta con la visibilidad ni el apoyo necesario para considerarlo una profesión en el sentido estricto. Sin embargo, lo que les motiva no es el dinero, sino la oportunidad de representar a su país en el Mundial de Seúl. "Sabemos que será un reto complicado, pero tenemos la confianza de que podemos lograrlo".

Europa Press

Un jugador lanzando un dardo

A pesar de ser un equipo de amigos que comenzó como una simple afición, "The Vikings" han demostrado que, con trabajo, pasión y un espíritu de equipo inquebrantable, todo es posible. "Solo el hecho de poder representar a nuestro país en un Mundial es un sueño hecho realidad", dice Aitor. "Ahora solo nos queda seguir entrenando, seguir compitiendo y, si todo sale bien, traer el título a casa".

Temas relacionados