El curioso origen de la expresión "poner los cuernos" y su relación con la infidelidad: "En la guerra"

Tan a la orden del día, hay varias historias asociadas a este dicho popular en España que todo el mundo ha utilizado en algún momento de su vida, aunque no para bien

José Manuel Nieto

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En el mundo del idioma español, muchas expresiones populares llevan consigo historias intrigantes que nos conectan con nuestra cultura y tradiciones. Una de ellas es "poner los cuernos", una frase que usamos a diario para referirnos a la infidelidad en las relaciones amorosas. 

En una reciente intervención en el programa Poniendo las Calles, el historiador José Talavera desveló el fascinante trasfondo de esta expresión, revelando sus múltiples orígenes y significados.

Una de las teorías más populares sobre el origen de "poner los cuernos" se relaciona con el comportamiento animal, especialmente el de los toros. Talavera explica que la imagen de dos toros desafiándose al levantar sus cuernos puede haber inspirado esta metáfora. 

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Concepto de celos, engaño o infidelidad en la relación. Pareja triste y enojada. Falta de confianza. Esposa celosa o marido infiel. Hombre y mujer casados ​​peleando.

En este contexto, el acto de poner los cuernos simboliza el enfrentamiento entre hombres por el amor de una mujer, como si estuvieran en una lucha territorial. Este componente animal refuerza la idea de la masculinidad y la competencia que a menudo acompaña a las relaciones amorosas.

El curioso origen

Otra perspectiva fascinante proviene de la mitología griega. En este relato, la diosa Hera, esposa de Zeus, descubre la infidelidad de su marido con una mortal llamada Nío. Como castigo, Hera le coloca cuernos a Nío, lo que sugiere que la expresión "poner los cuernos" también podría estar vinculada a la idea de engañar a la pareja. Este relato mitológico subraya la profundidad y la gravedad de la infidelidad, haciendo eco de las emociones humanas en la narrativa de los dioses.

Talavera también menciona una hipótesis medieval, que se centra en las relaciones durante períodos de ausencia. Durante la Edad Media, era común que los hombres se fueran a la guerra o a viajar, lo que permitía a sus esposas tener relaciones extramatrimoniales. Al regresar, los hombres podían descubrir la traición, y la expresión "poner los cuernos" se asociaría con la idea de que otro hombre había estado "pastoreando" en su territorio, como un toro traicionado. Esta imagen de deslealtad resuena con la cultura de celos que a menudo acompaña a las relaciones.

El análisis de Talavera no se detiene ahí. También se refiere a una tradición celta donde los novios llevaban cuernos en sus bodas como símbolo de fertilidad y poder. Esta práctica, que simbolizaba la protección contra la infidelidad, podría haber dado origen a la expresión "poner los cuernos". La idea de que los cuernos representan tanto fertilidad como traición crea un interesante contraste cultural que invita a reflexionar sobre las expectativas en las relaciones amorosas.

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Marido simula amor con esposa mientras lee mensajes de amante

Finalmente, Talavera menciona una posible conexión con la Inquisición española, donde aquellos acusados de adulterio eran obligados a llevar cuernos de animal como señal de su infidelidad. Esta práctica puede haber perpetuado la idea de que los infieles eran castigados públicamente, lo que refuerza el estigma asociado con la traición en el amor. La expresión "poner los cuernos", en este contexto, se convierte en un símbolo de la vigilancia social sobre las relaciones.

Con tantas hipótesis en juego, Talavera concluye que cada uno puede quedarse con la interpretación que prefiera, ya que todas son válidas. Este abanico de significados en torno a "poner los cuernos" no solo refleja la riqueza del idioma español, sino que también nos invita a explorar las complejidades de las relaciones humanas a lo largo de la historia.

La expresión, que todos hemos utilizado en algún momento de nuestra vida, se convierte en un espejo de nuestras emociones, tradiciones y valores. Así, "poner los cuernos" se transforma en mucho más que una simple frase; es un testimonio de la historia cultural que compartimos y que sigue evolucionando en nuestro lenguaje cotidiano.