Un experto en dejar de fumar acaba con las excusas para cumplir el propósito: "No es porque te guste"
Dario Fernández es médico de la clínica Legazpi de Madrid, psicólogo clínico, es experto en el tratamiento del tabaquismo y explica por qué en realidad no te gusta
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Cada enero, uno de los propósitos más recurrentes entre los españoles es dejar de fumar. Sin embargo, las excusas más comunes a la hora de abandonar este hábito suelen estar relacionadas con la percepción de que "a uno le gusta fumar". Pero, según Darío Fernández, médico en la clínica Legazpi de Madrid y experto en el tratamiento del tabaquismo, esta creencia es errónea. En una reciente entrevista en el programa Poniendo las Calles, Fernández derrumba esa idea con explicaciones científicas y psicológicas que nos invitan a replantear por qué realmente fumamos y cómo podemos dejarlo de manera efectiva.
Uno de los mitos más arraigados en la mente de los fumadores es que, simplemente, les gusta el acto de fumar. Sin embargo, Fernández lo tiene claro: "Fuman no porque les guste, sino porque al llegar al momento en que baja el nivel de nicotina en la sangre, les entra hambre de nicotina". Este fenómeno es similar al de la necesidad de comer cuando los niveles de glucosa en sangre descienden. El cigarro, más que una fuente de placer, es una forma de satisfacer una necesidad fisiológica creada por la dependencia a la nicotina.
La nicotina tiene un potente efecto sobre el cerebro, proporcionando una sensación temporal de alivio del estrés, de relajación y de satisfacción. Es por eso que, en muchos casos, los fumadores confunden el alivio de la ansiedad con un deseo genuino de fumar. "Lo que realmente está pasando es que el cuerpo está buscando esa dosis de nicotina para sentirse mejor", explica el experto.
Para quienes intentan dejar el tabaco, la recaída es una posibilidad constante. En palabras de Fernández, "no se ha hecho con un plan específico", lo que aumenta el riesgo de volver a caer en el hábito. Dejar de fumar no es un simple acto de voluntad; requiere un enfoque integral que tenga en cuenta las circunstancias personales, el tipo de tabaco que se consume, cuándo y cómo se fuma, y, por supuesto, la importancia de identificar los momentos más críticos de recaída.
El tabaco y sus efectos invisibles
Uno de los factores más comunes que lleva a los fumadores a volver a encender un cigarro son lo que Fernández denomina los "momentos de recaída". Estos incluyen situaciones sociales como "bodas, bautizos y comuniones" (lo que él resume como la 'BBC'). En estos eventos, rodeados de estrés o de celebraciones, muchos fumadores caen en la tentación de retomar el hábito. "Es una droga que deja tanta señal en el cerebro que basta una sola calada para que se despierten todas las sensaciones previas", asegura el experto. Por eso, para dejar de fumar con éxito, es necesario anticiparse a estos momentos de vulnerabilidad y diseñar estrategias para prevenir la ansiedad que provoca la falta de nicotina.
La percepción de que fumar "no pasa factura" a la salud de manera inmediata es otro de los grandes mitos del tabaquismo. Según Darío Fernández, incluso aquellos que no desarrollan un cáncer de pulmón no están a salvo de los efectos negativos del tabaco. "No es cierto que no les pase nada", asegura. Aunque algunas personas pueden evitar un diagnóstico de cáncer de pulmón, fumar tiene repercusiones claras en la salud en general.
"El tabaco afecta la capacidad respiratoria, provoca fatiga, acelera el envejecimiento de la piel y, por supuesto, aumenta la probabilidad de padecer enfermedades respiratorias como resfriados y bronquitis", explica Fernández. Muchas veces, los fumadores no relacionan estos problemas con su hábito de fumar, pero lo cierto es que el impacto negativo es acumulativo y se manifiesta de diversas formas, incluso si no se desarrolla cáncer de pulmón.
Darío Fernández destaca que dejar de fumar no es solo una cuestión de "querer" o de tener una fuerza de voluntad inquebrantable. Es un proceso que implica reconocer la dependencia, entender los mecanismos psicológicos que nos empujan a fumar y desarrollar un plan personalizado para cada fumador. La clave está en tratar de "reprogramar" el cerebro para que deje de asociar la nicotina con el alivio del estrés y, sobre todo, identificar las situaciones que nos ponen en riesgo de recaer.
Cómo abordar el propósito de dejar de fumar
Para aquellos que se plantean este propósito de año nuevo, la principal recomendación de Fernández es clara: "No es porque te guste, es porque tu cuerpo te lo pide. Y si te lo pide, es porque está acostumbrado a él. Cambiar ese hábito implica un trabajo a fondo y tener en cuenta que el verdadero reto no es dejar de fumar, sino mantenerte firme frente a la tentación".
Este año, más que nunca, es el momento ideal para enfrentarse a la adicción al tabaco con las herramientas adecuadas, con la conciencia de que no es una cuestión de gusto, sino de salud y bienestar. Y como afirma Fernández, "si realmente te importa tu salud, dejar de fumar no es solo una opción, es una necesidad".