Un gallego de 14 años tenía problemas de riñón y 32 años después vive gracias a cuatro trasplantes: "Mi madre donó"

Manuel Reigada es un paciente con una enfermedad crónica que lleva ya cuatro trasplantes, uno de donante en vivo y tres de donantes fallecidos

José Manuel Nieto

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

La historia de Manuel Reigada es un claro ejemplo de superación y solidaridad, una narración que no deja indiferente a nadie. Con 46 años, este gallego ha pasado por un total de cuatro trasplantes, un testimonio de lucha constante frente a una enfermedad crónica que lo ha acompañado desde su infancia. Lo que hace que su caso sea aún más excepcional es que, a lo largo de su vida, Manuel ha tenido que enfrentar situaciones complejas debido a la creación de anticuerpos contra sus propios órganos, una condición que hace más difícil encontrar donantes compatibles.

Manuel comenzó su calvario a los 14 años, cuando empezó a tener problemas de riñón. Desde entonces, su vida ha estado marcada por la necesidad de recibir trasplantes para poder sobrevivir. El primero de ellos fue realizado en Cataluña, en el Hospital Vall d'Hebron, cuando aún era un adolescente. Este primer trasplante, realizado por un donante fallecido, le permitió vivir una vida relativamente normal durante años. Sin embargo, la lucha contra la enfermedad no se detuvo allí.

A medida que pasaron los años, Manuel enfrentó más trasplantes, cada uno más complicado que el anterior. La situación se tornó aún más difícil cuando, en uno de los trasplantes, fue su propia madre quien decidió donar uno de sus riñones. Aunque este acto de generosidad extrema fue fundamental para su supervivencia, Manuel reconoce que al principio le costó aceptar el gesto, pues nunca es fácil recibir un órgano de un ser querido, a pesar de que ese acto de amor puede salvar una vida. “Al principio no fue fácil aceptar el riñón de mi madre, aunque sabía que era un acto de generosidad absoluto. Ahora lo miro atrás y me siento muy agradecido”, comenta Manuel.

En su conversación con Carlos Moreno ‘El Pulpo’ en Poniendo las Calles, Manuel explicó que su situación es aún más compleja debido a los anticuerpos que ha ido generando tras sus diferentes trasplantes. Esto le ha impedido tener una vida sencilla en cuanto a la compatibilidad con futuros donantes, lo que le ha llevado a formar parte del programa PATI de la Organización Nacional de Trasplantes. Este programa está diseñado para pacientes como Manuel, con características inmunológicas especiales que complican la búsqueda de donantes compatibles.

32 años después

A pesar de las dificultades, Manuel ha sabido llevar su enfermedad con entereza. En su intervención en el programa, relata que, aunque el trasplante no es una solución definitiva, es el mejor tratamiento disponible en la actualidad. “Es un tratamiento, no una cura”, señala, destacando la importancia de cuidarse y llevar una vida saludable tras el trasplante para evitar complicaciones. A lo largo de estos 32 años de tratamiento, Manuel ha logrado seguir adelante, pudiendo hacer una vida relativamente normal, en la que se mantiene positivo y se concentra en lo que puede hacer, no en lo que no puede.

La importancia de la donación de órganos es una constante en el discurso de Manuel, quien es consciente de que su vida depende de la solidaridad de los donantes. “Estamos en el país con la mayor tasa de donación de órganos del mundo, pero aún hay más personas esperando trasplantes que donantes disponibles. Por eso es vital seguir concienciando sobre la importancia de donar”, subraya. Manuel también destaca el trabajo del personal sanitario que ha estado a su lado a lo largo de todos estos años. “Me siento profundamente agradecido a los equipos médicos que me han tratado en distintos hospitales de Galicia, Barcelona y Madrid. Gracias a ellos, sigo aquí”, expresa emocionado.

En su relato, Manuel hace un recorrido por los hospitales en los que ha sido tratado: desde el Vall d'Hebron de Barcelona, donde se realizó su primer trasplante, hasta el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, donde se ha sometido a sus últimos trasplantes. En cada uno de estos lugares ha encontrado equipos médicos que no solo le han dado el mejor tratamiento posible, sino que también le han brindado un apoyo humano y cercano.

Hoy, 32 años después del primer trasplante, Manuel continúa siendo un ejemplo de superación y gratitud. Su historia es un testimonio de lucha, pero también de la importancia de la solidaridad y la donación de órganos, que siguen siendo la clave para salvar vidas. Con un mensaje claro y directo, Manuel concluye su intervención en el programa: “Lo importante es que todos seamos conscientes de que hay que seguir donando para que personas como yo podamos seguir desarrollando nuestra vida”.