La sirvienta analfabeta que se convirtió en la envenenadora de Valencia y fue la última mujer ejecutada en España
Pilar Prades fue la causante de las muertes en la capital del Turia en la década de los 50 del pasado siglo con un mata hormigas hasta que fue condenada a morir por garrote vil
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En la Valencia de los años 50, una tragedia conmocionó a la ciudad, desvelando los oscuros secretos de una mujer que pasaría a la historia como la última mujer ejecutada en España. Su nombre era Pilar Prades, y su historia, llena de intriga, sufrimiento y tragedia, sigue resonando en la memoria colectiva de aquellos tiempos. José Talavera contó su historia en Poniendo las Calles.
Nacida en Bejis, un pequeño pueblo de Castellón, Pilar vivió una vida marcada por la pobreza y la desigualdad. Su familia humilde no le permitió acceder a una educación, y a los 12 años se trasladó a Valencia para servir en distintas casas. En su nueva vida en la ciudad, Pilar se mostró como una persona introvertida, alejada de los focos y con pocas oportunidades. Trabajó en diferentes hogares, cambiando varias veces de empleador hasta que, en 1954, encontró trabajo en la charcutería de Enrique Vilanova y su esposa Adela Pascual, quienes regentaban un negocio en la calle Sagunto.
La tragedia comenzó cuando, el 19 de marzo de 1954, Adela cayó enferma. Inicialmente, los médicos diagnosticaron una gripe, pero la enfermedad se complicó y Adela falleció poco después. Ante su muerte repentina, Enrique Vilanova, desconcertado y desconfiado, echó a Pilar de su casa, cerró el negocio y abandonó Valencia. Lo que parecía una tragedia personal en principio se convirtió en un misterio mortal que se iría desvelando poco a poco.
Pilar comenzó a trabajar en la casa de un nuevo empleador, el médico militar Manuel Berenguer y su esposa, María del Carmen Cid. Su llegada fue recomendada por Aurelia Sanz Hernanz, la cocinera de la casa, quien en poco tiempo también comenzó a experimentar síntomas extraños: vómitos, fiebre y dolores. El doctor Berenguer, preocupado, la ingresó en el hospital, donde Aurelia parece haber mejorado. Sin embargo, cuando la esposa del médico, María del Carmen, comenzó a presentar los mismos síntomas, la situación se tornó aún más alarmante.
La envenenadora de Valencia
Fue entonces cuando se realizó una prueba diagnóstica y se descubrió la presencia de veneno en su organismo. Las sospechas cayeron sobre Pilar, quien, tras un contacto con Enrique Vilanova, fue denunciada. La investigación reveló que en el cadáver de Adela Pascual, su anterior jefa, se habían encontrado restos de arsénico. Aunque las pruebas fueron circunstanciales, el descubrimiento de un frasco de matahormigas con base de arsénico en las pertenencias de Pilar aumentó las sospechas de que esa sustancia había sido el arma del crimen.
Pilar, a pesar de las pruebas que apuntaban contra ella, se declaró inocente. En un momento de desesperación, tras 36 horas sin comer ni dormir, confesó, pero sus palabras no fueron suficientes para evitar lo inevitable. Fue condenada a muerte por garrote vil.
La ejecución, prevista para las 6 de la mañana, no se llevaría a cabo hasta más de dos horas después. La espera se debía a que, en los últimos momentos, se había solicitado un indulto que nunca llegó. Contrario a la leyenda popular, el verdugo Antonio López Sierra, quien inicialmente se negó a ejecutar a una mujer, cumplió su trabajo con frialdad y precisión. La ejecución de Pilar Prades fue la última en la que se aplicó la pena de muerte a una mujer en España.
El caso de Pilar Prades no solo dejó una profunda huella en la sociedad valenciana, sino que también se convirtió en una fuente de inspiración para diversos medios de comunicación y cine. La figura de la "envenenadora" fue retratada en programas como el serial radiofónico argentino La Galleguita de la Cara Sucia, que alcanzó un gran éxito de audiencia en su país. Asimismo, la historia de Pilar fue abordada en la película El Verdugo de Luis García Berlanga, que reflejaba la conmoción social y la brutalidad del sistema penal de la época.
La última mujer ejecutada en España
En 1985, el caso de Pilar Prades también fue incluido en la serie de televisión La Huella del Crimen, interpretado por la actriz Teréle Pávez. Sin embargo, la representación de la historia no estuvo exenta de polémica: el hermano de Pilar, José Prades, demandó a Televisión Española por daños a su honor, aunque la demanda fue desestimada por el Tribunal Supremo.
La figura de Pilar Prades, la sirvienta analfabeta que causó tantas muertes en Valencia con su veneno y que terminó pagando su crimen con la vida, sigue siendo un personaje fascinante y trágico. Su historia refleja la miseria, la desesperación y las terribles consecuencias de una vida marcada por la ignorancia, la pobreza y la ausencia de oportunidades. Aunque su nombre ha quedado vinculado para siempre al envenenamiento y a la última ejecución femenina en España, también es un símbolo de cómo las tragedias personales pueden desencadenar catástrofes sociales y transformarse en leyendas populares que perduran a lo largo del tiempo.