¿Tienes ardor de estómago? La bacteria que afecta a tres de cada 10 españoles y que llega por beber de una fuente

El doctor Darío Fernández explica cómo combatir el Helicobacter pylori, así como avisa sobre sus síntomas y las reincidencias después del tratamiento

José Manuel Nieto

Publicado el

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La Helicobacter pylori es una bacteria que habita en el estómago humano, una de las zonas más ácidas del cuerpo, y que a menudo pasa desapercibida hasta que provoca síntomas significativos, como el dolor o el ardor de estómago. Según el Doctor Darío Fernández, especialista en medicina interna, esta bacteria es más común de lo que parece, afectando a un 35-40% de la población en España y a más de la mitad de la población mundial. 

La Helicobacter pylori es una bacteria con forma helicoidal que, a pesar de vivir en un ambiente ácido como el estómago, se adapta perfectamente a esta condición. Su morfología le permite atravesar el moco gástrico y adherirse a la mucosa que recubre la pared estomacal. Cuando esta bacteria está presente en el organismo, puede causar inflamación, conocida como gastritis, y en casos más graves, desarrollar úlceras gástricas o duodenales. En algunos casos, también se asocia con ciertos tipos de cáncer gástrico.

Una de las características más alarmantes de la *Helicobacter pylori* es que muchas personas pueden portar la bacteria sin experimentar ningún síntoma. Sin embargo, en aquellos que sí presentan signos, los síntomas más comunes incluyen: Dolor o ardor de estómago, Náuseas y vómitos, Pérdida de peso inexplicable, Dificultad para digerir alimentos, especialmente los ricos en proteínas, Digestión lenta, eructos frecuentes e hinchazón abdominal.

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Un hombre pesado siente malestar después de comer

En casos graves, la *Helicobacter pylori* puede contribuir al desarrollo de un tipo de cáncer gástrico conocido como linfoma gástrico, aunque este tipo de complicación es rara.

¿Tienes ardor de estómago?

El Doctor Fernández explica que esta bacteria se transmite principalmente de una persona a otra, y lo más común es que se propague a través de la saliva, heces y alimentos o agua contaminada. El agua potable infectada es una vía común de transmisión, especialmente en regiones con estándares sanitarios más bajos, pero también es frecuente entre niños pequeños en ambientes de guarderías, donde los contagios pueden ocurrir por contacto cercano o a través del vómito.

Un dato interesante, señalado por el Doctor Fernández, es que la Helicobacter pyloripuede encontrarse en la saliva y en la placa bacteriana de la boca, lo que hace que incluso el contacto cercano, como un beso, pueda ser una vía de contagio.

      
             
      

El tratamiento de esta infección bacteriana requiere el uso de antibióticos. Según el Doctor Fernández, el tratamiento estándar consiste en la administración de al menos tres tipos de antibióticos combinados con un protector gástrico para reducir la acidez estomacal y promover la curación de la mucosa. Este tratamiento suele durar entre 10 y 14 días. Es importante que el paciente siga el tratamiento de manera estricta, ya que una interrupción prematura puede hacer que la bacteria sobreviva, lo que llevaría a una recurrencia de la infección.

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Una niña se acuesta en la cama con dolor de estómago y se sostiene el estómago, dolor agudo en el abdomen, enferma.

Aunque la recurrencia es poco frecuente (afecta solo al 2-3% de los pacientes), es posible que algunas personas vuelvan a infectarse, especialmente si no se siguen las recomendaciones sanitarias adecuadas.

La bacteria que afecta a tres de cada 10 españoles

El diagnóstico temprano es clave para evitar complicaciones graves como úlceras o cáncer gástrico. Aunque muchas personas pueden portar la bacteria sin síntomas, aquellos que experimentan dolor de estómago crónico o dificultad para digerir ciertos alimentos deben considerar hacerse una prueba. El Doctor Fernández subraya que, aunque la Helicobacter pylori no siempre causará una úlcera, su presencia debe ser tratada para evitar complicaciones a largo plazo.

      
             
      

El tratamiento también es crucial para reducir el riesgo de transmisión a otras personas, ya que los portadores asintomáticos de la bacteria pueden infectar a quienes les rodean.

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